Madeleine Sautié Rodríguez
Que el pasado lunes, víspera del cumpleaños 110 de Nicolás Guillén, los pobladores del villaclareño municipio de Fomento se hayan reunido por séptima vez en esa fecha para esperar el aniversario escuchando poesía, se va haciendo ya una habitual acción cultural liderada por el poeta Ángel Martínez Niubó, gestor de esta tertulia que termina ofrendando versos a domicilio, y a la que se le ha denominado por esta razón Un poema en cada casa. La poesía protagoniza cada año la hermosa velada para adueñarse del espacio en el que invita a un poeta, entre los que han estado ya muchos de los bardos cubanos que más la prestigian. Tocó su turno ahora al matancero Domingo Alfonso, cuyas fundamentales inspiraciones se hallan "en las personas que no están en un primer escenario, en el hombre común, alrededor del cual transcurre mi vida". Otro poeta, Virgilio López Lemus, nacido en el terruño, definió para la ocasión al homenajeado —a quien considera "figura cimera de la poesía cubana viva"— en unas palabras con las que fue presentado el agasajado ante un público que escuchó de su propia voz sonetos y versos sueltos de lo mejor de sus creaciones. "Domingo es siempre domingo, o sea, es un amigo dominical, del día de gozo y reposo. Tengo una vieja y fraternal amistad con el arquitecto Alfonso pero sobre todo con el poeta Domingo. Lo respeto mucho y él debe saber también delante de mis coterráneos que le tengo particular afecto de emotividad, como hermano que es mío, hermano en la poesía". Hasta la tertulia llegó también el poema Escambray, escrito en la Prisión Federal de Victorville, en el estado de California, por Gerardo Hernández, uno de los Cinco prisioneros del imperio, especialmente para El Pedrero, poblado fomentense que visitó varias veces en su niñez y cuyos recuerdos aparecen, tocados por la emoción, evocados en el texto. A la dulce resaca que deja una noche de poesía se incorporaron en las primeras horas de la mañana pioneros, jóvenes y cuantos quisieron sumarse, para llevar a los hogares del lugar, en letra impresa, un soneto de amor de Domingo Alfonso. En El Pedrero, mientras se erigía una valla con un fragmento de los nobles versos de Gerardo —las palmas tan hermosas/ los barrancos crispantes/ la gente más amable/ que jamás conocí—, los lugareños recibieron en sus puertas el poema del Héroe al que los años vividos y la injusta condena que cumple hace ya más de 13 años no le han podido borrar la dicha inmarcesible de su juventud. GRANMA
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May 2016
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