Diciembre de 1958 Arianna Ceballo González y Amaya Saborit Alfonso Diciembre de 1958 concluía y presagiaba el fin del régimen batistiano. La caída de Jiguaní posibilitaba disponer de más tropas y recursos. El Comandante en Jefe había elaborado los planes tácticos de las operaciones militares, y ya solo quedaban Palma Soriano y Maffo. Toda la estrategia estaba en función de la Operación Santiago y, posteriormente, la Operación Santa Clara, ejes absolutos en la fase última por el derrocamiento de la tiranía. La liberación de Palma Soriano se trazó y acordó el 22 de diciembre de 1958 en la Finca Arroyo Naranjo, en el Tamarindo, con la participación de los Jefes del primero, segundo y tercer frentes, Fidel, Raúl y Almeida, cuyas fuerzas trabajarían de manera conjunta. Luego de cinco días de intenso combate, el día 27 caería el último reducto, la Compañía 104 de la infantería enemiga —ubicada en el Almacén de Café de Casas y Compañía.
Con la liberación de Palma Soriano, la Carretera Central quedaba limpia desde las proximidades de Bayamo hasta Santiago de Cuba, y las fuerzas revolucionarias ocupaban el más grande botín de guerra obtenido hasta entonces en una acción durante la tiranía batistiana: "Última hora. Tomada Palma Soriano por las Tropas Rebeldes. 286 prisioneros. 354 armas ocupadas". Así anunciaba el 27 de diciembre de 1958 un parte militar redactado por el Comandante en Jefe y transmitido por Radio Rebelde.1 Tres días después y tras 20 días de arduos combates, cae en poder del Ejército Rebelde el poblado de Maffo. Como aludiera Fidel: "Al caer Maffo no queda una sola fuerza enemiga entre Bayamo y Santiago de Cuba. "En cuarentaicinco [sic] días las fuerzas de las columnas uno y tres, han ocupado más de 700 armas, 186 000 balas y han ocasionado al enemigo, entre prisioneros, muertos y heridos, cerca de mil bajas. Sumados a los que se han ocupado en otras partes de la provincia de Oriente en los últimos dos meses pasan de dos mil el número total de armas arrebatadas (...) La batalla de Santiago de Cuba comenzará de un momento a otro". Ante el ritmo de los acontecimientos, la dictadura batistiana sabía que tenía contada sus horas. El 28 de diciembre, después de la victoria en Palma Soriano y dos días antes de caer Maffo, el Comandante en Jefe sostuvo una entrevista con el general Eulogio Cantillo, en las ruinas del central Oriente. Este último acordó "aparentemente" la rendición del ejército batistiano, al mostrar su disposición de sumarse al movimiento revolucionario que precipitaría la caída del régimen. No obstante, en oposición a lo acordado para el día 30 —fe-cha en que Fidel avanzaría sobre Santiago de Cuba— Cantillo envió una nota solicitando una prolongada tregua que se alejaba de lo pactado. Ante esto, Fidel respondió desde Maffo, a través del coronel Rego Rubido —jefe de la Plaza Militar de Santiago de Cuba—, y expresó: "El contenido de la nota (...) es ambiguo e incomprensible. Me ha hecho perder la confianza en la seriedad de los Acuerdos. Quedan rotas las hostilidades a partir de mañana a las 3 p.m. que fue la fecha y hora acordada". El 31 de diciembre, el Coman-dan--te en Jefe escribió directamente a Rubido, y aclaró: "Al parecer había otros planes, pero no se me informaba cuáles ni por qué. De hecho ya no era cosa nuestra la cuestión. Teníamos simplemente que esperar. Unilateralmente se cambiaba todo. Se ponía en riesgo a las fuerzas nuestras, que de acuerdo con lo que se contaba habían sido enviadas a operaciones difíciles; quedábamos sujetos además a todos los imponderables". Y agregó en otra parte del texto, con esa preclara visión: "Me preocupa incluso que los militares por un exceso injustificado de escrúpulos, faciliten la fuga de los grandes culpables, que marcharán al extranjero con sus grandes fortunas para hacer des-de allí todo el daño posible a nuestra causa". El Jefe de la Revolución ratificó al militar enemigo que, aunque pudiesen reanudarse las conversaciones antes del inicio de los combates por la toma de Santiago de Cuba, "a partir de hoy debe quedar advertido que el ataque se va a producir de un momento a otro y que por ninguna razón volveré a suspender los planes". Ese mismo día, Fidel afirmó por Radio Rebelde: "Hoy vengo a decirle a nuestro pueblo que la dictadura está vencida. Es posible que la caída de Batista sea cuestión ya de 72 horas (...) luce evidente que el régimen no pueda resistir por más tiempo. Las fuerzas que lo defienden se están resquebrajando en todas partes". Fidel le habló a los santiagueros a través de Radio Rebelde en la mañana del 1ro. de enero. Explicó que la guarnición de Santiago —defendida por unos cinco mil soldados— estaba cercada y si ese día a las seis de la tarde, no deponía las armas, las tropas rebeldes avanzarían sobre la ciudad y tomarían por asalto las posiciones enemigas. Santiago de Cuba estaba totalmente sitiada. 1 Todas las citas fueron tomadas del libro De la Sierra Maestra a Santiago de Cuba. La contraofensiva estratégica, Fidel Castro Ruz. GRANMA
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