El 20 de agosto de 1957 el Ejército Rebelde libró en Palma Mocha uno de los combates más intensos en el primer año de lucha en la Sierra Maestra, cuando las tropas rebeldes integradas por unos 50 combatientes enfrentaron aproximadamente a 100 soldados pertenecientes a la compañía 2 del Batallón No. 1 del regimiento de artillería, dirigido por el mismo capitán que había derrotado a los expedicionarios del Granma en Alegría de Pío.
Las tropas batistianas llevaban adelante el denominado Plan Alzado, tras el nombramiento del asesino del Moncada, coronel Río Chaviano, como nuevo jefe de operaciones de la Sierra Maestra, que tenía por objetivo lanzar una ofensiva militar sobre el grupo nómada de guerrilleros con la pretensión de eliminar el llamado por ellos "foco" de un reducido grupo de hombres a los cuales colmaban de todo tipo de epítetos. La columna No. 1, guiada por el Comandante Fidel Castro Ruz, quien acababa de cumplir 31 años, se encontraba en Palma Mocha, una importante elevación ubicada en la falda del pico Turquino que queda a cuatro kilómetros de Ocujal del Turquino y tres kilómetros de La Plata y a 600 metros del mar, a orillas del río que llevaba el mismo nombre. El 20 de agosto de 1957, sobre las dos de la madrugada, fue emboscada la tropa enemiga bien armada y con suficiente parque a diferencia de los rebeldes, con escaso armamento, balas, medicinas, comida y hombres. Este combate demostró la posibilidad de enfrentar un enemigo superior en fuerzas y medios cuando se dispone de moral, principios y se es dueño del terreno que se habita, empleándolo a su favor, lo que constituye un aliado. Existía poca preparación militar para algunos rebeldes, sobre todo los más bisoños o recién incorporados, pero estaban fogueados en las agotadoras marchas nocturnas, de manera física, moral e ideológica. El ejército del dictador tuvo que marcharse sin lograr sus objetivos, replegándose ante la resistencia de un enemigo que habían subestimado, con sus muertos y heridos. En Palma Mocha hubo derroche de valor y coraje. Allí cayeron combatientes campesinos recién incorporados a la insurrección: Rigoberto Oliva, Eduardo Castillo, Juan José Frómeta, Juventino Alarcón y Pastor Palomares, y otros fueron heridos. El combate de Palma Mocha fue una gran lección, pues se aprendió a mejorar la forma de enfrentar a fuerzas superiores, a rechazarlas, derrotarlas y a tener cada vez menos pérdidas de vida, arrebatándole las armas y demás pertrechos al enemigo. Sin embargo, desde el punto de vista estratégico este combate hizo que el enemigo perdiera su agresividad y se le arrebató la iniciativa, frustrándose el plan general ofensivo concebido en ese momento por la dictadura. No será hasta el mes de noviembre cuando los mandos militares del tirano Batista podrán volver a lanzar otra ofensiva contra la Sierra Maestra... y de nuevo serán derrotados. GRANMA
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