Entre los años 1923 y 1958 los cubanos rindieron homenaje de diferentes formas a esta heroína Autor: MSc. Yamila Vilorio Foubelo | [email protected] Autor: María de Jesús Chávez Vilorio* | [email protected] SANTIAGO DE CUBA.—El 18 de abril de 1923 partía de Santiago de Cuba el cañonero cubano Baire, con destino a Kingston, Jamaica, para buscar los restos de la noble matrona Mariana Grajales Cuello. A su regreso el 23 de abril de 1923, la Alcaldía santiaguera declaró duelo local. El discurso del Alcalde Municipal A. Villalón en el acto de recibimiento le rindió homenaje como la madre de los hermanos Maceo. [1] Sin embargo, Max Henríquez Ureña, concejal del Ayuntamiento de Santiago, en su discurso del 24 de abril de 1923, reconoce que Mariana no solo era grande por haber engendrado en su seno a los bravos guerreros de la libertad, sino que lo era también por la pujanza indómita de su espíritu, “ese alto espíritu que ella supo trasmitir, con la resolución espartana del sacrificio, a aquellos que fueron carne de su carne y sangre de su sangre […] Esa mujer excepcional les infundió desde la cuna, […] el aliento generoso del sacrificio, la vocación del heroísmo, el amor a la libertad y el ansia suprema de defender con su brazo la sublime dignidad del hombre”.[2] En 1937 una concejala santiaguera, Claudina Rizo, solicitó un crédito para que diariamente la tumba de la matrona tuviera flores, que fue aprobado el 14 de febrero de 1938.[3] En esta etapa las sociedades y logias alcanzaron una gran importancia: es así como el 1ro. de marzo de 1939 se presenta al Gobierno provincial de Oriente la solicitud de crear una Logia en Palma Soriano con el nombre de Mariana Grajales No. 4 de la orden de Odfelos Latinos. En mayo de 1943, se destina un presupuesto para la reparación del parque Mariana Grajales en la villa de Sagua de Tánamo, en la antigua provincia de Oriente.[4] En 1949 se fundó en Niquero una Sociedad de Instrucción y Recreo con su nombre. La Sociedad Mariana Grajales en Santiago de Cuba fue creada en 1951. La institución se planteó como fin levantar la moral, la cultura, el prestigio y la personalidad de la familia, la mujer y la patria. También una sociedad femenina de contenido patriótico cultural lleva ese nombre: la Asociación Hijas de Mariana Grajales (Santiago de Cuba, 1955). Su propósito: levantar el sentimiento patriótico, fomentar el respeto a los héroes de la patria, impulsar la cultura popular y rendir homenaje a todas las madres de Cuba. Esta Sociedad tuvo proyección nacional.[5] La mujer cubana que se destaca en el Moncada lleva la serenidad y el estoicismo de sus predecesoras del 68 y el 95 como bandera y paradigma. En las montañas, vistieron el honroso uniforme verde olivo; en las ciudades, participaron en el trasiego de enseres necesarios, actos de calle, huelgas y otras tareas clandestinas. El 4 de septiembre de 1958, a instancias del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, se constituyó el pelotón de mujeres del Ejército Rebelde Mariana Grajales, quienes pasaron a la historia como Las Marianas o Las Marianas de la Sierra. Fidel había convocado a una reunión del mando del Ejército, y aunque encontró el apoyo de varios combatientes, también halló fuerte oposición. Tuvo que recurrir a un recuento histórico de las luchas de la mujer cubana, donde mencionó a Mariana Grajales, Ana Betancourt y la propia Celia Sánchez. Este pelotón tuvo su bautismo de fuego en el combate de Cerro Pelado, en la Sierra Maestra.[6] Pese a todo lo que se ha dicho y descubierto sobre esta mujer heroica, Mariana aún es la madre de los Maceo, pero no más. Su valor se circunscribe a este solo papel, a lo que nos ha llegado casi como leyenda, a las anécdotas en relación con su prole. Nuestro discurso debe remitirse a la personalidad real de esta patriota. No solo Mariana, otras muchas merecen algo más que pequeños capítulos de resumen dentro de los libros de Historia y de nuestra conciencia como cubanos, y como patriotas. Solo así su memoria podrá perpetuarse. *Investigadora del Centro de Estudios Antonio Maceo Grajales y estudiante de Periodismo de la Universidad de Oriente, respectivamente. [1] El Cubano Libre. 19 de abril de 1923. Año LV. No. 93, Santiago de Cuba, p.1; 21 de abril, Año LV, No. 95, p.1; El Cubano Libre 23 de abril de 1923, Año LV, No. 97, p.1, p.8 ; El Cubano Libre 24 de abril de 1923, Año LV, No. 98; El Cubano Libre, 25 de abril de 1923 Año LV, No. 99, p.1. [2] El Cubano Libre 25 de abril de 1923, Año LV, No. 99, p.8. [3] CEAMG: Centro de Información. Legajo1. Expediente 9. Mariana Grajales. [4] CEAMG: Centro de Información. Fondo Gobierno provincial de Oriente. Legajo 1 Mariana Grajales. [5]Arguelles Almenares, Bárbara: “Antonio Maceo en las Sociedades de Oriente”, en: De la Tribu Heroica. Anuario del Centro de Estudios Antonio Maceo Grajales. No.5, Ediciones Santiago, 2009, p.60-69. [6] López, Olga: “La rebeldía de la mujer cubana”, en Revista Cuba Internacional. Editada por la Agencia Prensa Latina. La Habana, marzo 1972, año IV, No. 31, p. 4. GRANMA
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