Raquel Marrero Yanes Aquella mañana del 2 de abril de 1948, Miguel Fernández Roig llegó más temprano que de costumbre a la tabaquería La Corona, en La Habana. Aunque se vivían momentos de tensión, se mantuvo sereno, inalterable, confiado en la unidad de los trabajadores. Cerca de las 11:00 de la mañana entró Manuel Campanería Rojas, aupado a la dirección del sindicato tabacalero por el usurpador de la Confederación de Trabajadores de Cuba, Eusebio Mujal, Rafael Marrero, y una decena de esbirros armados de pistolas, en actitud de abierta provocación con el desvergonzado propósito de apoderarse del micrófono del lector y anunciar que quedaba destituida la dirigencia sindical del centro e intervenido el sindicato.
Mientras el traidor Campanería Rojas avanzó hacia la mesa del lector, el líder obrero no se intimidó, sino que se opuso a la acción y encabezó a los trabajadores. El primer disparo de los delincuentes no logró detenerlo, el segundo le atravesó el tórax. Herido de muerte, Fernández Roig logró golpear a uno de sus agresores. Moría así, en defensa de los principios de la clase obrera, el destacado líder sindical tabacalero. Se había desempeñado como Secretario de Organización del Sindicato de Torcedores de La Habana, sin abandonar su labor como torcedor; luego, Secretario General de la organización sindical en la fábrica. En numerosas huelgas estuvo en primera fila. Compartió prisión con compañeros de lucha por defender las demandas económicas y políticas del proletariado. Se destacó en la reorganización del movimiento sindical. Miguel Fernández Roig fue un firme combatiente por la unidad de los obreros y propulsor de la fundación de la Central de Trabajadores de Cuba. GRANMA
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