Octubre de 1962: la mayor crisis de la era nuclear (XI) RUBÉN G. JIMÉNEZ GÓMEZ (*) Para trasladar las municiones nucleares a Cuba fue utilizado el barco mercante Indiguirka. El capitán del barco y el jefe del convoy militar tenían la orden de no permitir que los norteamericanos inspeccionaran la nave en ninguna circunstancia. Había un plan para el hundimiento rápido del barco en caso de peligro de captura. Entre la tripulación solo lo conocían el capitán y el primer mecánico. Cumpliendo indicaciones directas del mando superior, la jefatura de la Flota del Norte, utilizando sus especialistas, realizó de forma encubierta la instalación de cargas de sustancias explosivas en el barco, en los lugares señalados por el mecánico principal; estas cargas servirían para efectuar la voladura del casco de la nave y el hundimiento rápido de la misma en el caso de que fuera ocupada por el enemigo. La dirección del sistema de voladura fue instalada en un local independiente ubicado junto al camarote del capitán, el cual se encontraba cerrado y sellado. El jefe del convoy militar, coronel Nicolai Beloborodov, tenía permanentemente las llaves del local y del equipo de voladura. En correspondencia con las instrucciones recibidas, debía tomar conjuntamente con el capitán la decisión acerca de la voladura del barco: el capitán informaría de ello al Centro, mientras que el jefe del convoy ejecutaría la decisión.
Con el objetivo de aumentar los medios de autodefensa del barco contra un posible ataque, esta fue la primera embarcación de la Flota Mercante de la URSS en la que fueron montadas las dos instalaciones de cañones antiaéreos dobles de 23 mm, una en el castillo de proa y la otra en la popa. La partida se produjo en la tarde del 16 de septiembre de 1962. Sobre este acontecimiento fue informado personalmente Nikita Jruschov. A partir de esa fecha, los capitanes de los barcos mercantes y los jefes de los convoyes militares tenían la orden de responder con fuego si una nave era atacada en el mar. El ataque, por barcos o aviones extranjeros debía ser interpretado como una agresión contra la Unión Soviética. Debían notificar de inmediato a Moscú y hacerle frente al ataque con las instalaciones de cañones dobles antiaéreos emplazadas de forma oculta en cada una de las embarcaciones. Los capitanes de los barcos soviéticos tenían autoridad para decidir si respondían o no con fuego al ataque, en dependencia de las circunstancias, y se les ordenó transmitir en texto abierto sus partes sobre la acción enemiga. Sin embargo, debían transmitir lo relacionado con su respuesta al ataque en forma codificada, para que Moscú pudiera presentar el incidente como un acto de piratería contra una nave pacífica y desarmada. Estaba claro que aquello era un riesgo, pues si se producía un incidente y se descubrían los cañones enmascarados a bordo de la nave, esta perdería todas sus ventajas legales para la protección a la luz de lo estipulado al respecto por el Derecho Internacional. Afortunadamente, las actividades de vigilancia estadounidenses, aunque intensas hasta llegar casi al hostigamiento, nunca escalaron la violencia; mientras que las embarcaciones y avionetas piratas tripuladas por contrarrevolucionarios de origen cubano, a pesar de sus bravuconerías y declaraciones belicosas, no se arriesgaron a lanzarse, sabían que eso era jugar con candela y que podían quemarse; más valía continuar los ataques a embarcaciones de pescadores y a soñolientos puntos costeros durante la madrugada, aprovechando la sorpresa. Este día llegó al puerto de Mariel la motonave Poltava, la que trasladó a Cuba los primeros elementos del regimiento coheteril estratégico que sería emplazado en la región de Candelaria-San Cristóbal, provincia de Pinar del Río, en la parte occidental de la Isla, incluyendo ocho cohetes de combate R-12. En general, la decisión de trasladar la división coheteril estratégica después que se trasladaron casi todas las grandes unidades y unidades de la Agrupación de Tropas Soviéticas en Cuba, no fue del todo acertada. Esto provocó que en el periodo de mediados de septiembre a octubre, a los puertos de la isla solo arribaron, fundamentalmente, buques con pequeñas unidades y medios técnicos de las Tropas Coheteriles Estratégicas. La gran acumulación de máquinas especiales y equipos de grandes dimensiones en los puertos de destino, por sí misma, no podía dejar de atraer la atención de la población local y, por ende, la de los agentes enemigos. Más racional hubiera sido que después de emplazadas algunas unidades que garantizaran la defensa antiaérea y terrestre mínima en una región, se trasladaran los medios coheteriles de la misma, y así sucesivamente; esto también hubiera posibilitado que el primer regimiento en llegar hubiera estado listo para el combate de dos a tres semanas antes de lo que se obtuvo mediante la variante de traslado que se utilizó. Otro detalle que dificultó las operaciones estuvo constituido por el hecho de que cada uno de los regimientos de las unidades coheteriles, y de todas las unidades en general, transportó los materiales de construcción que necesitaba: madera, cemento, piezas de metal, elementos prefabricados de concreto, etc., lo que hizo más engorrosos y prolongados los procesos de carga y descarga de los medios de las unidades en los puertos de la URSS y Cuba; hubiera sido mejor trasladar todos aquellos materiales de construcción de forma centralizada, como carga comercial, con lo que se aligeraban considerablemente estos procesos para las unidades de combate. Posteriormente, en Cuba se pudo hacer la distribución centralizada de estos medios por regiones. Por aquellos días, los servicios de inteligencia norteamericanos recibieron los primeros informes más o menos dignos de crédito sobre la presencia de cohetes balísticos de alcance medio en la Isla. TRATANDO DE APRETAR LAS TUERCAS El 17 de septiembre se celebró una inusitada reunión conjunta de los Comités de Relaciones Exteriores y de Servicios Armados del Senado norteamericano para analizar la situación existente en Cuba y los proyectos presentados para invadir el país, invocando la Doctrina Monroe. La Reunión se prolongó durante cinco horas y estuvo tan concurrida que no alcanzaron los asientos para los legisladores y altos funcionarios del Gobierno que asistieron al debate. Los proyectos presentados ofrecían distintos matices, pero no alteraban el propósito central: invocar la Doctrina Monroe para agredir militarmente a Cuba, en última instancia, y probar inicialmente con un bloqueo naval del cual no se libra-rían ni los aliados de la OTAN. (1) Todos estuvieron de acuerdo en la conveniencia de invocar la Doctrina Monroe a falta de otro basamento legal (NA: ¡¿o ilegal?!) al que pudieran apelar. En la prensa se hizo una ruidosa campaña para actualizar la famosa doctrina. Pocos días después la revista Time propugnó el ataque militar a Cuba con gran despliegue, justificándolo con la Doctrina Monroe. Enumeraba gustosamente los nombres de los personajes políticos que la invocaban para poder atacar la Isla: El senador republicano Kenneth Keating declaró en el Congreso que la Doctrina Monroe era la piedra angular de la política exterior norteamericana y había sido violada. El representante demócrata O. C. Fisher demandaba el bloqueo naval de Cuba porque los soviéticos estaban violando la Doctrina Monroe. El senador demócrata Thomas J. Dodd decía que los Estados Unidos de-bían invocar la Doctrina Monroe para proclamar un embargo total contra Cuba. Spruille Braden, exsecretario asistente de Estado para Asuntos Interamericanos (y exEmbajador en Cuba), solicitaba la invasión militar en nombre de la Doctrina Monroe. El exPresidente Harry S. Truman declaraba que "la razón por la cual tenemos problemas con Cuba es porque Eisenhower no había tenido agallas para imponer la Doctrina Monroe". El senador Prescott Bush presentó una enmienda por la que se declaraba que los Estados Unidos tenían el derecho y la obligación de atacar a Cuba. Su enmienda haría saber a la Unión Soviética que la Doctrina Monroe no estaba muerta, sino que permanecía como una parte integral de la política exterior y como tal tenía que ser impuesta y respetada. (2) Es necesario señalar que semejante agitación belicista se encontraba en su apogeo antes de que se descubrieran los cohetes en Cuba, pues formaba parte de las medidas encaminadas a crear un estado de opinión nacional e internacional, que sirviera de telón de fondo al plan general de invasión que preparaba meticulosamente el Pentágono. El propio día 17 salió del puerto de Feodosia, en el Mar Negro, el barco mercante Krasnograd, transportando la primera parte del personal y los medios técnicos del tercer regimiento de cohetes estratégicos, que se emplazaría en la zona de Santa Cruz de los Pinos-San Cristóbal, región occidental de Cuba. Entre los medios técnicos se encontraban seis cohetes R-12 de combate. Por aquellos días se había presentado una situación extraordinaria en el regimiento aéreo de caza que acondicionaba sus posiciones en el aeródromo cercano a la ciudad de Santa Clara. La cuestión consistía en que, durante la planificación de la maniobra del regimiento, alguien había cometido un burdo error de cálculo, como consecuencia del cual los contenedores con los aviones de entrenamiento MIG-15 UTI fueron los últimos en llegar a Cuba en lugar de ser los primeros. La cosa era que ya estaban armados y listos para ser probados en vuelo varios de los cuarenta MIG-21 F13 con que contaba el regimiento y había llegado una parte de los pilotos, pero estos arribaron vencidos después de tan largo y lento viaje. En correspondencia con las normas soviéticas, cuando los pilotos de aviones de combate no vuelan regularmente y transcurre cierto intervalo de tiempo sin hacerlo, se considera que se han vencido para el vuelo, pues se pierden los hábitos necesarios en su peligrosa labor, en la que muchas cosas se hacen con frecuencia de una forma automática, instintiva casi, pues no hay tiempo para ponerse a pensar y razonar. Cuando esto le sucede a un piloto de combate tiene que realizar un ciclo de preparación para los vuelos, el que incluye obligatoriamente el pilotaje en aviones de entrenamiento biplazas como el MIG-15 UTI, con el objetivo de restablecer los hábitos perdidos o amodorrados. En definitiva, el comandante del regimiento, coronel Nicolai Shivanov, se vio obligado a tomar una decisión arriesgada, pero necesaria: comenzar a volar en los aviones de combate sin el entrenamiento previo de los pilotos en los MIG-15 UTI. El 18 de septiembre, el navegante mayor del regimiento, teniente coronel Vladimir Grol, despegó con el primer avión, describió un círculo, se alejó más allá de los límites del aeródromo y luego pasó en vuelo rasante sobre la pista de aterrizaje, después de lo cual tomó tierra sin novedad. Entonces debe haber respirado con alivio el coronel Shivanov. Los vuelos de los demás pilotos también transcurrieron sin complicaciones. Pero si el destino hubiera querido que cualquiera de ellos se hubiera accidentado junto con su máquina, seguramente no le hubiera ido muy bien al osado comandante, ni teniendo en cuenta la situación, ni la disposición combativa ni nada, pues había tomado una decisión muy riesgosa. Ese mismo día, mientras los pilotos soviéticos volaban en el cielo de Santa Clara, el exvicepresidente Richard M. Nixon, quien después de lo de Watergate y su renuncia obligada pasó a ser conocido como Dirty Dick, llamó a establecer una cuarentena para detener el incontenible flujo de armas desde la URSS hacia Cuba. Además, los aviones del Comando Aéreo Táctico norteamericano comenzaron a participar en los entrenamientos para respaldar un plan de contingencia de bombardeo a Cuba, conocido por la denominación codificada de OPLAN 312. Al día siguiente, los Comités de Relaciones Exteriores y de Servicios Armados del Senado aprobaron el texto de una Resolución Conjunta que había sido propuesta sobre Cuba, en la que se autorizaba al Presidente para utilizar las tropas de ese país si fuera necesario con el objetivo de resistir a la agresión comunista contra el Hemisferio. Esta resolución fue aprobada el 20 de septiembre en el Senado norteamericano con votación de 86 a 1, era en realidad una "patente de corso" otorgada al presidente Kennedy; el documento le concedía la facultad de hacer uso de las armas a su discreción contra Cuba por sus supuestas actividades agresivas y subversivas en cualquier parte del Hemisferio, así como para impedir la creación o el uso en la Isla de una capacidad militar que pusiera en peligro la seguridad de Estados Unidos. El día 21, en su discurso ante la Asamblea General de la ONU, el ministro de Relaciones Exteriores soviético, Andrei Gromiko, advirtió que un ataque norteamericano contra Cuba significaría la guerra con la Unión Soviética. El 22 de septiembre de 1962, la motonave Nikolaevsk llegó al puerto de Isabela de Sagua con los últimos elementos del regimiento aéreo de caza que estaba ubicado en los alrededores de la ciudad de Santa Clara. Ese mismo día arribó al puerto de Casilda la motonave Kimovsk, la que entre otras cosas transportaba ocho cohetes R-12, seis de ellos de combate y dos de instrucción, todos destinados al regimiento que se estaba emplazando en la región central de la Isla. Refiriéndose al traslado en secreto de los cohetes estratégicos por las carreteras y caminos de Cuba, el Comandante en Jefe Fidel Castro expresó posteriormente: "Los cubanos cumplieron su parte en el mantenimiento del secreto. Ya era un secreto en que participaban miles de personas. Porque cuando empiezan a moverse tantas armas y tropas un gran número de personas recibe información. Tuvimos un trabajo muy duro para mantener la discreción. Todo el que sabía algo era aislado en alguna unidad militar. Pero llegó un momento en que era imposible aislarlos a todos debido a la cantidad; entonces se les pedía la máxima discreción. Pero llegó a ser un secreto compartido por miles y miles de gente. Para trasladar un proyectil de esa naturaleza hacen falta muchas cosas: camiones, choferes, puertos, grúas, etc. Al principio vinieron otros armamentos, pero cuando se hizo evidente que estábamos instalando esos proyectiles hubo que tomar muchas medidas de control. Pero hay un momento en que eso lo saben miles y lo sospechan decenas de miles; llega un momento en que es un secreto de todo el pueblo casi". (3) A principios de la tercera decena de septiembre, en el barco mercante Fisik Vavilov, llegaron a Cuba las últimas unidades de la defensa antiaérea, con lo que se completaba la división que protegía la parte oriental de la Isla. El jefe de la división con su estado mayor y los órganos de dirección se instalaron en la ciudad de Camagüey, mientras que los estados mayores de los regimientos se ubicaron en Ciego de Ávila, Victoria de las Tunas y Santiago de Cuba. El plazo establecido para efectuar el despliegue total en el orden combativo de la división y para que todas las pequeñas unidades comenzaran a realizar la guardia combativa, abarcó desde el 23 de septiembre hasta el 20 de octubre. Hay que señalar que ya en aquellos momentos se encontraban listos para el combate en sus emplazamientos fortificados más de la mitad de los 24 grupos coheteriles antiaéreos que integraban las dos divisiones, mas el mando soviético dio órdenes estrictas desde Moscú para que no se disparara contra los aviones de exploración del enemigo, con el objetivo de no empeorar una situación que ya era de por sí bastante tensa. Incluso se prohibió que los medios de radiolocalización de los grupos irradiaran al espacio, para evitar su detección por el enemigo y que este conociera previamente la composición y el orden combativo de las Tropas de la Defensa Antiaérea. En realidad, esta decisión no se justificó, pues aparte de la influencia negativa ocasionada por el hecho de que no se actuara contra los medios de exploración enemigos, este fue capaz de descubrir previamente, mediante la fotografía aérea, los emplazamientos de casi todos los grupos coheteriles antiaéreos, por lo que el enemigo conoció previamente la composición y el orden combativo de esas unidades. Es posible que el alto mando soviético no se imaginara la calidad y el elevado grado de definición que tenían las imágenes de la superficie terrestre obtenidas por los medios fotográficos instalados en los aviones U-2, mientras estos volaban a alturas del orden de los veinte kilómetros; de otro modo no se concibe que pudieran dejarlos volar libremente y se mantuvieran confiados en que se preservaría el secreto de los emplazamientos de sus unidades, que se veían desde el aire como si fuera una gran pelota de baloncesto. El 25 de septiembre, el Congreso norteamericano aprobó la resolución que otorgaba al presidente Kennedy la autoridad necesaria para llamar al servicio activo a 150 000 reservistas por un plazo no mayor de doce meses, si lo consideraba necesario. Al mismo tiempo, en Moscú, el Consejo de Defensa decidió suspender el envío a Cuba de la escuadra de barcos de superficie y de la división de submarinos portacohetes, lo que se debió a la preocupación por la capacidad soviética para suministrarles todo lo necesario si se de-sencadenaban las acciones combativas, además de que su presencia alarmaría grandemente a políticos y militares norteamericanos. (4) El día 26, la Cámara de Representantes de los Estados Unidos aprobó la resolución conjunta sobre Cuba por 384 votos a favor y siete en contra. Esta resolución resumía toda la política de hostilidad que había caracterizado la conducta de los gobernantes norteamericanos en relación con Cuba, a partir del triunfo de la Revolución en la Isla; política que violaba los más elementales principios del Derecho Internacional, de la Carta de la ONU y hasta los más elementales conceptos de la ética y la hidalguía, pues proclamaba abiertamente el uso de la fuerza por una nación grande y poderosa contra un país pequeño y subdesarrollado. UNA TAREA TITÁNICA: LA PREPARACIÓN DE LOS EMPLAZAMIENTOS Por aquellos días ya se desarrollaba a todo tren la preparación de los emplazamientos en los dos regimientos de cohetes de alcance medio que estaban arribando. Era una misión muy voluminosa. Los trabajos se desarrollaban día y noche. Al oscurecer se comprobaba el estado de la técnica y se realizaban clases y ejercicios complejos en las posiciones de despegue para mantener o perfeccionar el nivel de preparación del personal. Cada regimiento estaba formado por dos grupos de combate, integrados por cuatro posiciones de lanzamiento cada uno. En ellos había que acondicionar las cuatro rampas de lanzamiento, construir un silo de 25 metros de largo por 11 de ancho para almacenar las cabezas de combate nucleares; este silo se confeccionaba por el sistema de arcos prefabricados de hormigón. También había que preparar los pisos de concreto para almacenar los cohetes bajo tiendas de campaña, preparar los almacenes y el área de vivienda del personal, la que al inicio fue de tiendas de campaña, además de los puestos de mando de los jefes de los grupos de combate y de los regimientos, pues se decidió ubicar el estado mayor de cada regimiento en uno de sus grupos de combate. Las rampas de lanzamiento se colocaron en línea irregular, en forma de zigzag, a una distancia de alrededor de doscientos metros entre ellas. El perímetro del área de cada grupo de combate fue rodeado por una cerca de alambre de púas con postes. Dentro de esa área la seguridad estaba a cargo de los soviéticos, que a cierta distancia construían garitas de vigilancia y puntos de control en las entradas. Estas cercas perimetrales fueron ubicadas a una distancia tal de las posiciones de lanzamiento que impedía que el disparo directo de las armas de infantería dañara los cohetes. En aquellos momentos, el sistema empleado para garantizar el funcionamiento de cada rampa de lanzamiento estaba integrado por un conjunto de armamento, moderno para la época, que contaba con más de veinte medios técnicos diversos y 150 hombres para atenderlo. En un corto intervalo de tiempo y en condiciones extenuantes de trabajo se realizó una tarea enorme: se construyeron las posiciones de lanzamiento con todos los elementos de hormigón que estaban previstos, más algunos senderos imprescindibles para que las carretillas con los cohetes y otros equipos no se atascaran como consecuencia de las frecuentes lluvias; se construyeron los depósitos para el almacenaje de las cabezas de combate nucleares; se prepararon doce kilómetros de caminos de gravilla para las comunicaciones internas de cada región de emplazamiento; se construyeron también las trincheras y refugios, tanto para la guardia, como para organizar la defensa circular de los emplazamientos; se efectuaron un promedio de más de mil voladuras en cada grupo de combate en terreno rocoso; se desplegaron los almacenes, las cocinas y comedores, y se prepararon las tiendas de campaña del área del campamento. Por cierto, es necesario señalar que estos conglomerados de tiendas de campaña se convirtieron en uno de los principales indicios desenmascarantes de las unidades. Todo el trabajo se realizaba en condiciones de temperaturas de hasta 35º C y una humedad muy elevada, en ocasiones de casi el 100 %, lo que afectaba al personal. Por si esto fuera poco, el terreno rocoso brindaba tenaz resistencia a los medios de excavación llevados de la URSS, por lo que gran parte del trabajo había que hacerlo a mano, y dado el carácter tan secreto de la misión no solo estaban prohibidos los pases del personal, sino también el empleo de mano de obra cubana en los emplazamientos. El volumen tan grande de trabajos ingenieros, ejecutados en extensiones de terreno relativamente pequeñas y en plazos limitados de tiempo, así como la aglomeración de una gran cantidad de equipos en los emplazamientos, dificultaron en extremo la realización oportuna de los trabajos de enmascaramiento que estaban previstos. Además, de los medios de enmascaramiento reglamentarios la división solamente contaba con redes de enmascaramiento, con cuya ayuda solo se podían enmascarar algunos equipos; también había que tener en cuenta que los colores de las cubiertas de policloruro de vinilo de las redes no se correspondían en absoluto con las condiciones locales. La realización de los trabajos de enmascaramiento de las posiciones de fuego se complicó más porque debido a las condiciones del terreno y climáticas se pavimentaron no solo las plataformas de lanzamiento, sino también los senderos para el desplazamiento de los posicionadores (erectores) y de las carretillas con los cohetes, con lo que aumentaba ostensiblemente el volumen de los trabajos de enmascaramiento, ya que no bastaba con enmascarar los distintos equipos ubicados en la zona de lanzamiento, sino que había que enmascarar toda la zona. El 29 de septiembre llegó al puerto de Cienfuegos el barco mercante Metallurg Baikov con la primera remesa de personal y equipos de la base técnica coheteril destinada a la región central. Hay que decir que cada regimiento coheteril tenía su propia base técnica, incluidas las camionetas para la transportación de las cabezas de combate nucleares desde los depósitos de almacenamiento a los cohetes, una vez que se daba la orden de prepararlos para el tiro. Esa separación física de los componentes de las armas y del vehículo de reparto, incluidas las guardias especiales del KGB para las cabezas de combate nucleares almacenadas, eran las características normales del despliegue nuclear soviético hasta que posteriormente se desarrollaron salvaguardias más avanzadas. Este mismo día llegaron al puerto de La Isabela los últimos elementos del regimiento de infantería motorizada correspondiente a la región central, el que ocupó sus posiciones no lejos de la ciudad de Remedios. (Continuará) (*) Teniente coronel (r) y fundador de las Tropas Coheteriles. 1 US Declassified Documents on Cuba, 1961-1963. Depositados en el National Security Archive, Washington, D.C., pp. 10-11. 2 Revista "Time". Estados Unidos, 21 de septiembre de 1962. 3 Shriver, María: Misiles en el... Ob. Cit. 4 Griibkov, Anatoli y Smith, William: Operación ANADIR. Generales soviéticos y¼ Ob. Cit. GRANMA
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