_ The dark night and the persistent rain favored the plan for the transfer of 82 men on the small boat anchored on the bank of the River Tuxpan. The forecast for November 24, 1956, announced that navigation for small craft was dangerous. However, the problematic conditions did not stop the departure of the small vessel, identified on the stern as the Granma.
During the 24th, small groups from several Mexican cities had moved to Tuxpan. The days leading up to November 25 were full of feverish activity for Fidel. The Granma had been fitted out with extraordinary speed. In utmost secrecy, provisions, just a few, uniforms, weapons and ammunition were all moved to the port of Tuxpan. That group of the best sons of our people, who on the morning of November 25, 1956 were preparing to fulfill Fidel's words: "In 1956 we will be free or we will be martyrs," were both the legitimate descendants of the heroic expedition of the schooner Honor, that sixty years before had landed in Duaba to liberate the homeland. The men of the Granma, inspired by the same ideals as the mambisa patriots of Honor, came back to the island subjugated by those that frustrated the Revolution of 1895 to resume the fight for independence and the full sovereignty of Cuba. Around two o'clock, the Granma began to move slowly down the Tuxpan River. The city slept while the small vessel, with lights off, powered by a single motor emerged from the estuary of the river and into the Gulf of Mexico, enraged by bad weather. Inside the ship the men were crowded on top of the equipment. The Granma gradually left Tuxpan behind. The lights of the coastal village were lost in the distance. When the small boat entered the waters of the Gulf of Mexico the heavy swell tossed it about. A few miles from the Mexican coast the lights were put on in the Granma. Inside, the men were jubilant. The historic moment was at its most emotional when the 82 throats started to sing the National Anthem and after that the July 26 Anthem. They were a symbol of what Marti said: revolution does not start until it is set in motion. GRANMA ******************************************************** Seremos libres o mártires La oscura noche y la lluvia pertinaz favorecían el plan trazado para el traslado de 82 hombres a la pequeña embarcación anclada en una de las riberas del río Tuxpan. El parte del tiempo del 24 de noviembre de 1956 había anunciado que era peligrosa la navegación para las embarcaciones menores. Sin embargo, el inconveniente atmosférico no detuvo la partida de la pequeña nave, identificada en la popa con el nombre de Granma. Durante el día 24, grupos que procedían de varias ciudades mexicanas se trasladaron a Tuxpan. Los días que antecedieron al 25 de noviembre fueron de una actividad febril para Fidel. El Granma fue acondicionado con extraordinaria celeridad. Hasta el puerto de Tuxpan se trasladaron, en el mayor secreto, vituallas —bien pocas por cierto— uniformes, armamentos y parque. Aquel grupo de los mejores hijos de nuestro pueblo, que en la madrugada del 25 de noviembre de 1956 se disponían a cumplir la palabra empeñada de Fidel: "En el año 1956 seremos libres o seremos mártires", eran a la vez los legítimos descendientes de los heroicos expedicionarios de la goleta Honor, que sesenta años antes desembarcaron en Duaba para libertar a la patria. Los hombres del Granma, inspirados en el mismo ideal de los patriotas mambises de la Honor, volvían a la Isla subyugada por los que frustraron la Revolución de 1895 a reanudar el combate por la independencia y la plena soberanía de Cuba. Alrededor de las dos de la madrugada, el Granma comenzó a moverse lentamente en el río Tuxpan. La ciudad dormía mientras la pequeña embarcación, con las luces apagadas, navegaba impulsada por un solo motor para ganar el estuario del río y adentrarse en el Golfo de México, embravecido por el mal tiempo. En el interior de la nave los hombres se hacinaban sobre los equipos. Poco a poco el Granma dejaba atrás a Tuxpan. Las luces del pueblo costero se fueron perdiendo en la distancia. Cuando el pequeño yate entró en aguas del Golfo de México la fuerte marejada lo hizo saltar y dar fuertes bandazos. A varias millas de las costas mexicanas se encendieron las luces del Granma. En su interior, los hombres se veían jubilosos. El histórico momento alcanzó su punto de mayor emoción cuando las 82 gargantas comenzaron a cantar el Himno Nacional y después el himno del 26 de Julio. Ellos eran un símbolo de aquello que había dicho Martí: de la Revolución no se sale hasta que se la corona. GRANMA
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