Es lo que se habrán dicho los viejos gusanos de Miami cuando el 11 de enero pasado tuvieron el estupor de ver la cara sonriente de los cinco antiterroristas cubanos expuestas ¡en el mismo corazón de la Pequeña Havana, en Miami! En una valla electrónica situada en la esquina de la 37° avenida y de la calle 4, se podía leer bajo los cinco retratos: “Free the Cuban Five” y el nombre de quien encomendó la valla: la Alianza martiana.
Algo para darle un ataque al pobre de Posada Carriles, ¡y eso en el momento cuando en El Paso se abría su juicio por entrada ilegal en Estados Unidos! ¿Casualidad? ¡Qué va! Andrés Gómez, presidente de la Brigada Antonio Maceo, uno de los componientes de la Alianza Martiana, reinvindicó públicamente la elección de la fecha. « Pero ¿adónde vamos? » habrá pensado la pandilla de los viejos enemigos de la revolución que desde hace tanto tiempo esperan que vuelvan los tiempos benditos cuando el dinero le permitía a uno ser un rey en Cuba... ¡ “Uno” no podía tolerar tal ultraje ! Gracias a Dios, “uno” todavía tiene influencia en la Florida! Gracias a las relaciones y unas broncas, se retiró el afiche al día siguiente. Max Lesnik, un periodista cubano instalado en Florida y que aboga por una relación respetuosa de Estados Unidos con Cuba (¡y lo ha pagado en carne propia varias veces!), comentaba con amargura en Cubadebate: “Por 24 horas respiramos en Miami aires de tolerancia y libertad de expresión. Justicia y libertad. ¿Dónde están que no las veo? Con odio y con rabia en sus entrañas, Miami no cambia. Todo sigue igual”. Sin embargo, durante 24 horas, esas cinco sonrisas sacudieron la Pequeña Habana. Por primera vez la mafia gusanera de Miami fue desafiada en su propio feudo.¡Aunque no duró, ese soplo de aire puro es un símbolo, un primer paso que abrirá el camino para muchos más! Posada Carriles anunció hace poco que este año estaría en La Habana. ¡No es tan cierto, abuelito! A no ser que sea en una cárcel cubana. Anda, Cubanos, una hermosa acción: ¡ábranle una celda! Annie Arroyo ***************** Sacado de un artículo de Lorenzo Gonzalo, periodista cubano residente en los EEUU y subdirector de Radio Miami (www.radio-miami.com). ¡Lo que se atreven a escribir, hoy día! ******* “[...] En la ciudad de Miami se colocó una valla pidiendo la libertad de cinco prisioneros condenados injustamente. La ira logró derribarla. La campaña mundial a favor de la libertad de Cinco cubanos en Estados Unidos, condenados bajo cargos de espionaje, es un propósito que responde a valores universales. [...] Por arte de magia convirtieron el caso de estos cinco cubanos, en un acto de espionaje. No habían trabajado para buscar información de Estado de Estados Unidos sino dentro de los grupos de fanáticos, que inclusive contravenían las leyes de ese país. En la campaña porque se haga justicia y sean puestos en libertad esas cinco personas, condenadas injustamente y a través de un juicio politizado, una organización de Miami llamada Alianza Martiana, decidió colocar una valla con sus fotografías en una de las avenidas de la ciudad. Lo más parecido a la violencia incubada en la sociedad estadounidense, por dos siglos de un enfoque mesiánico de su historia, es la intolerancia del pequeño grupo de cubanos que también posee una visión distorsionada de la realidad cubana y de lo que debieran ser las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. La valla causó estupor entre las filas de ese grupo. Son pocos, pero dominan la ciudad y poseen muchos de los negocios que subvencionan a la prensa, la radio y la televisión por donde lanzan sus consignas. La verdad los aterra. Pensar que el castillo donde han vivido se derrumbó hace tiempo es intolerable para ellos y mucho más verlo con sus propios ojos. La valla fue la fotografía que les permitió ver las ruinas de sus falsas ilusiones. El poder que aun mantienen logró convencer a los negociantes publicitarios dueños de la misma, para que suspendieran el anuncio pidiendo justicia. Esta es una breve historia de lo sucedido con una de las miles de gestiones que en la ciudad de Miami realizan personas que nos sentimos comprometidos con la justicia. La verdad duele, la desesperación ahoga y la derrota a veces mata. La reacción contra esa valla es el vivo reflejo de la intolerancia y dice mucho de las personas que no resisten debatir las realidades en buena lid, con garantías y dentro de la neutralidad requerida para debates de esa naturaleza. Lorenzo Gonzalo,
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