Desde la escalinata con los Cinco Pedro de la Hoz Todo fue dicho, como se debe, el sábado de noche en la Escalinata universitaria. La raíz y el vuelo, la alegría y la esperanza. Fernando entre nosotros, junto a René, y el justo reclamo para que Gerardo, Ramón y Antonio, más temprano que tarde, puedan compartir con nosotros, el aire invicto de la Patria. Desde la cultura partió la convocatoria y hacia la cultura fue. Porque los miles de cubanos que colmaron la plazuela y las calles aledañas al Alma Máter y los cientos de miles, por no decir millones, que siguieron el evento por la televisión, comulgaron esencias y pasiones bajo el denominador común de músicas diversas pero viscerales, que dieron cuenta de la convicción de ser y estar en esta tierra y a esta hora. Cantores, poetas, estudiantes, obreros, soldados, intelectuales, científicos, deportistas, gente de pueblo suscribieron la alocución de Fernando, el héroe que regresa para emprender una nueva batalla por la liberación de sus hermanos. A nadie escapó la imantación de sus palabras, escritas a mano, quizás con premura, pero hondamente pensadas, nacidas de la experiencia de quien dedicó y sacrificó buena parte de su vida para que la vida fuera nuestra. "Ni las más creativa de las imaginaciones podía haberme preparado para lo que estoy experimentando desde que descendí por la escalerilla del avión en el que regresé a la Patria", expresó. Justas y hermosas palabras que se multiplicaron en cantos sucesivos. David Blanco desde la mejor perspectiva rockera, Vicente Feliú con la balada trovadoresca, Eduardo Sosa en la sazón de la trova, Gerardo Alfonso en sus sábanas... y desde sus sueños. Tony Ávila reveló una condición de clase que no debe olvidarse: Fue del mundo de los más / que salieron los de menos, / que por dentro llevan menos y afuera precisan más. / No es mejor quien tenga menos, / pero no es casualidad / que los que viven con menos / lleven dentro mucho más. La rumba rompió lanzas en la noche con Yoruba Andabo. Hay que conocer cómo se proyectan y actúan estas mujeres y hombres de pueblo. Es casi seguro que Giovanni del Pino, su director, haya recordado sus días de sangre y sudor en los frentes productivos y en la lucha por dignificar la grandeza humilde de su origen. Entre versos improvisados, la resistencia de los Cinco alcanzó una plenitud inusitada, en rimas de altura y profunda vocación de los repentistas Héctor Gutiérrez y Aramís Padilla. Entonces sobrevino la apoteosis. Del son a la salsa, del guaracheo a la timba, vibró la Escalinata con las entregas de Havana D’ Primera y Los Van Van. Músicas para bailar lo fueron también, en esta ocasión, como en muchas otras, músicas de reafirmación. Alexander Abreu, líder de la primera agrupación, fundió energía y talento para sostener la imagen de Cuba y su gente. Formell y su tren removieron cielo y tierra con las armas de un estilo único e irreductible. Músicas para el alma divertir, ciertamente, pero también músicas para que Gerardo, Antonio y Ramón fueran al final de la noche un poco más libres, junto a Fernando y René y todos los cubanos que sabemos, como lo dijo el poeta en su día, que el canto de la Patria es nuestro canto. GRANMA
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May 2016
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