Recuerdas, Sr. Presidente, el día,
el momento en que una luz penetrante iluminó de repente ese rincón de tu conciencia juvenil, mientras en tus pensamientos sobre un futuro legal se unía la ley con la justicia, y esa unión dio alas a tu sueño, y te elevó a contemplar la dignidad profesional, haciendo limpias y espontáneas tus sonrisas, como tenaces abrazos cálidos para la buena gente que sirves. Luego la conveniencia del curso que escogiste te hizo perder el equilibrio, te inclinó hacia los crueles, convirtió tu sonrisa en un deliberado despliegue de dientes, disimuló tus miradas, dividió tus palabras, aceleró tu envejecimiento. ¡Oh, Oh, Obama! Gente que conoce el amor, en la apartada oscuridad de la noche y a la luz de cada nuevo día, mesa los cabellos, tiembla de dolor, al encontrar intolerable el obstinado divorcio entre la ley y la justicia. Recibe otra vez en tu conciencia esa penetrante luz que viste. Vuelve a vivir con cálido ahínco. Liberta a estos cubanos, los Cinco. Keith Ellis
0 Comments
Your comment will be posted after it is approved.
Leave a Reply. |
Voices for the FiveArchives
May 2016
|