Gerardo, Tony y Ramón estuvieron por primera vez en el mismo estudio que por más de 16 años reclamó justicia por su causa… CUBAHORA Cinco cubanos: Héroes de la República de Cuba. Guardaron prisión en cárceles norteamericanas durante más de 16 años. Sobre ellos pesaron largas e injustas condenas, acusados de espías que ponían en peligro la seguridad de Estados Unidos. Su dignidad y la defensa de sus ideas generó un movimiento a nivel internacional a favor de su liberación. Dos de ellos, Fernando y René, cumplieron íntegramente sus condenas, mientras que el 17 de diciembre de 2014, como parte de un acuerdo humanitario alcanzado entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba, fueron liberados los otros tres.
“Los Héroes, en persona” era el anuncio del programa nacional Mesa Redonda para la tarde de este viernes. Desde el pasado 17 de diciembre los habíamos visto y escuchado a retazos, nunca suficientes para quien finalmente conoce a esos hombres que admiró y sintió como familia durante 16 años; tampoco para quien luego de tenerlos cerca se da cuenta de que sus inestimables valores como seres humanos rebasan lo imaginado. Los vimos descender de la escalerilla del avión, disfrutamos la alegría de observar a Tony y Mirta abrazándose, los besos postergados entre Ramón y Elizabeth y el tierno beso de Gerardo en la frente de su eterna amada Adriana. Cantamos junto a Silvio Rodríguez aquellas canciones que fueron símbolos e himnos durante los crudos años de encierro, supimos del embarazo de Adriana y vimos las fotos de ambos padres felices, tomando en brazos a la pequeña Gema. Pero nos faltaba ese sueño postergado de escucharlos, de conocer de ellos mismos las historias que por más de 16 años tuvieron que contenerse. Durante dos horas de emisión radiotelevisiva, los Héroes de la República de Cuba respondieron a preguntas de un panel de periodistas de la prensa escrita, la radio y la televisión e intercambiaron con el pueblo a través de llamadas telefónicas. Era la primera vez de Gerardo, Tony y Ramón en el mismo estudio que por más de 16 años reclamó justicia por su causa. Dos horas entonces parecía poco para tantos sentimientos y anécdotas postergados. ¿Cómo supieron de su regreso a Cuba y qué sensaciones experimentaron al saberlo? ¿Cómo fueron los años en prisión? ¿A qué se aferraban para mantenerse firmes? ¿Cómo ha sido su reincorporación a la vida normal junto a su familia? Estas y otras preguntas fueron las protagonistas de esta Mesa Redonda especial. EL REGRESO A CUBA Aunque Gerardo siempre dijo que pensaría en el regreso a Cuba el día en que el avión aterrizara, desde los minutos en los que las circunstancias le anunciaron que algo diferente sucedería con su caso no pudo dejar de soñar. Como mismo los cubanos no podían creer el pasado 17 de diciembre que la causa por la que tanto pelearon y que llegó a ocupar cada lugar del archipiélago había llegado a un final feliz, para ellos tampoco era fácil imaginarlo. Ramón reconoce que toda la operación para el regreso fue discreta, coordinada, calculada milímetro a milímetro. ”Uno lleva 16 años preparándose para este momento, pero no estaba preparado para el regreso aquel día”, confiesa Ramón y no tarda en contar cada detalle. “El lunes, estaba descansando, y me llama el guardia, y me dice: ‘pon el reloj en la taquilla, ponte los tenis y ven conmigo’. Me lleva al lugar donde uno se cambia de ropa, y me pasan a otro sitio para ponernos las cadenas. Oigo que dicen una cosa rara: ‘hay que sacar a esta persona hacia el aeropuerto más cercano. Las propiedades hay que trasladarlas’. “A mí algo me parecía muy extraño. Y yo, que soy el más optimista de los tres, empecé a pensar que quizá iba a pasar algo bueno. Me sacan, me esposan y me montan en el Van, con dos guardias, y me trasladan hacia el Aeropuerto. Fue una operación relámpago. Llegamos y en eso escucho que dicen: ‘Apúrate que el otro viene atrás’. Me montan en otra camioneta y me trasladan para una institución médica”. “Guerrero, empaca”, a las 5 y media de la mañana del lunes 15 de diciembre este fue el aviso para Antonio de que una situación diferente le depararía. “Lo primero que me vino a la cabeza fue: llegó el momento. Empiezo a recoger mis pertenencias, y escribo un mensaje (por correo electrónico): ‘me dijeron empaca’”. “Hay un oficial, al que trato de sacarle información. Me llevan a una celda de otra área: ‘Duerme tranquilo, que mañana a las 7 te vengo a buscar’, dijo. Me encierran ahí. Aparto de mi mente esa noche la idea de que iba para Cuba. Antes de las 7 de la mañana oigo la pregunta: ¿estás listo? Vamos por un pasillo a velocidad supersónica. Surge un incidente en el pasillo: los oficiales corriendo y yo caminando. Me entran a un salón de visitas y veo a una persona dándole la mano a Gerardo. Grité: ¡Gerar!” Por otro lado, Gerardo asegura que ver a Tony y a Ramón fue como el anuncio de que algo había cambiado para ellos. Con su sentido del humor característico, relata Gerardo que “cuando aterrizó el avión en Cuba, los oficiales subían y bajaban por la escalerilla y nos demoramos en bajar. Me dije: “Si esto se demora, me tiro por una ventana”. “A mí no me dijeron nada, confirma Ramón, pero yo me hacía la idea de que iba a Cuba. El 80 por ciento de mí sabía que venía. Esa noche no dormí. Estaba pendiente de los muchachos, si los veía en algún lugar. Me pasé la noche haciendo ejercicios. Alrededor de las 8, llegó un guardia, abrió la puerta, y me dijo: ‘vas para el área de visita’. A partir de ahora, no llevarás más las esposas. Como Tony, me sacaron muy rápido por el pasillo. De pronto tenía a Gerardo delante, y a Tony. La felicidad fue enorme. Corrí hacia ellos”. Una vez en Cuba, Ramón dice que la principal sensación era el deseo de recuperar el tiempo perdido y no saber por dónde empezar. El primer día, cuenta que se levantó a las 6 de la mañana y llevó a sus hijas y a su esposa a ver el sol salir; mientras, Antonio recuerda con alegría la noche en que durmió en la misma cama de uno de sus hijos y se levantaban varias veces en la noche para mirarse y reírse juntos. LAS BROMAS Y LA RESISTENCIA Una de las preguntas que formuló el panel de periodistas de la radio, la prensa escrita y la televisión cubana que participó en esta Mesa Redonda estuvo relacionada con aquello a lo que se aferraron los Cinco durante tanto tiempo para resistir la fuerza del tiempo. Algunos, como Tony, contaron que saberse inocentes les permitió no sentirse presos del todo, mientras que Ramón intentaba no pensar en la familia, en sus hijas pequeñas y sí aferrarse a sus ideales y a la lucha de grandes cubanos como Mariana Grajales, Antonio Maceo y los Moncadistas, para entender que él también tenía que pasar por eso. Cuenta Ramón que lo que más hacía era hacer ejercicios para no pensar, escribir poesía que es un hobby que le apasiona. “Me concentraba en otra cosa. Por las noches, buscaba recursos sicológicos: la música -la de Silvio, de los Van Van-, el deporte, la poesía. Ser traidor no es una opción para un revolucionario. Y nos decíamos: el día en que el tablero se pongan a uno por uno, Gerardo es el primero. Si él estaba libre, todos estábamos libres. Cada minuto que pasé en la cárcel yo veía a nuestros hermanos conmigo. Yo nunca me veía solo.” “Había una fuerza interior, basada en la certeza de que habíamos hecho lo justo. Si tú tienes apego a las cosas materiales, si tus objetivos son otros, si no estás convencido, no puedes sostenerte. Por eso no estuvimos presos… No hicimos nada extraordinario, sino lo que debíamos…, asegura Tony con una modestia increíble. Pero desde que uno conoce a Antonio Guerrero, poeta, pintor, autor del poema musicalizado “Regresaré” y de hermosas acuarelas que más de una vez hemos disfrutado, cuando uno admira la obra de caricaturas de Gerardo Hernádez Nordelo, comprende también que los Cinco acudieran al sentido del humor en estos minutos antes de llegar a la Patria. “Cuando nos vimos los tres nos empezamos a portar un poquito mal, porque la alegría no había modo de detenerla. Eso fue el 16. Nos regresaron luego a la celda. Ahí nos enteramos de que a las 8 y 10 de la mañana siguiente estaríamos en Cuba, y que esa noche, aunque quisiéramos, no íbamos a dormir”. “Que no haya cámaras, porque todo el mundo tendrá ojeras”, dijo Gerardo. A las tres de la mañana del 17 los llamaron y les cambiaron la ropa de prisión que llevaban, pero las tres mudas eran casi idénticas. Eso que llevó a los Cinco a tomar unos pomitos de pastillas y convertirlos en maracas. “Hicimos un trío”, cuenta Gerardo entre risas. “Prometo no decir el nombre del trío”. 16 AÑOS DE ENCARCELAMIENTO ES DEMASIADO Uno de los momentos más duros para los Cinco fue el momento del encarcelamiento. “Inicialmente éramos 10. Yo era el único que los conocía a todos. Y en efecto, cinco no resistieron las presiones y decidieron cooperar con las autoridades en contra nuestra.”, cuenta Gerardo. “El daño no fue tan grande desde el punto operativo, porque gracias a la compartimentación no sabían tanto. La Fiscalía solo pudo sentar a uno de ellos en la corte para testificar contra nosotros”, explicó. Para Gerardo, estaba claro que el objetivo de los fiscales y del FBI era armar un show propagandístico alrededor de su caso. “Ellos sabían que no habíamos hecho ningún daño al país, ni teníamos información que dañara la seguridad nacional de EEUU”. Durante la Mesa Redonda, Gerardo recordó un artículo publicado en el Miami Herald, titulado “El espía tiene la llave” y que lo incitaba a acusar a Fidel Castro por el derribo de las avionetas del grupo terrorista Hermanos al rescate, el 24 de febrero de 1994. “Había tres oficiales entre nosotros, y estaban en el grupo de los Cinco que no se doblegaron. Los que decidieron colaborar con EEUU no tenían ese rango. Por eso el sueño dorado de la fiscalía era tener un oficial para acusar a Cuba. Cuando no lo consiguieron, se decidieron por el ensañamiento”. “Cinco decidieron claudicar, pero quiero resaltar la actitud de mis hermanos. Contra René y Fernando no tenían mucho, y si hubieran claudicado no habrían durado ni un año en prisión. Pero mantuvieron su actitud. Cuando ellos, Tony y Ramón se mantuvieron firmes, surgieron los Cinco”, cuenta. Para Tony fue triste que en lugar de apresar a los terroristas los apresaran a ellos, pero asegura que por suerte desde que conoció el primer abrazo cubano se borraron de su mente todas las huellas del sufrimiento. Ramón relata que el 14 de septiembre de 1998 se vieron los Cinco en la Corte. “Ahí me percaté quiénes habían pactado con el FBI y quiénes no se doblegaron. Ahí supe que aquellos Cinco que no se doblegaron íbamos a estar juntos, y a morirnos juntos”, añade Ramón. Al pensar en las cadenas perpetuas que pesaban sobre ellos,Gerardo dice: “En nuestras mentes lo único seguro que había era que debíamos morir en prisión, si se mantenía la decisión del gobierno. Obviamente, uno piensa que puede también no ser así… Los Cinco también agradecieron a los miles de amigos que desde distintos lugares del mundo se sumaron a su causa, entre ellos, mencionaron a los norteamericanos que hasta llegaron a perder su trabajo por su vínculo con la causa, los abogados, los presos que llegaron a respetarlos por su fortaleza moral, los cubanos que desde que llegaron a la Patria le han abierto un pedazo de su casa y de su corazón para recibirlos “A todos los que mostraron su solidaridad, a ellos va nuestro abrazo”, sentenció Gerardo. No cabe dudas de que fue un programa simbólico: ahí estaban por primera vez Los Cinco, contando lo que durante 16 años tuvieron que contener, los periodistas que lucharon por su causa, los familiares como siempre apoyándolos, los cubanos llamando telefónicamente, las imágenes de archivo de más de 16 años de lucha, las canciones. Ahora, solo queda a los cinco intentar recuperar el tiempo perdido y sanar el dolor con amor, y eso, sabemos que les sobra para dar y recibir. CUBAHORA
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Voices for the FiveArchives
May 2016
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