Queridos allegados al Comandante Chávez:
No por temida la pérdida de ese gran bolivariano nos ha aliviado la consternación. Siempre tuvimos la esperanza de que con ese espíritu indomable nos volviera a decir su firme "por ahora" y que luego, levantándose por sobre las heridas de su cuerpo, el soldado se incorporara para seguir guiando a todo un continente hacia el futuro de justicia que tantas veces le ha sido escamoteado. No ha podido ser. Pareciera que el precio de ser tan bolivariano es el de extinguirse como el Libertador, como el volcán que todo lo incendia para luego apagarse de súbito. Pero queda la montaña, esa materia que fue lava ardiente, y que tras la extinción de la llama se convierte en faro, que nos señala inequívocamente el horizonte al que un día llegaremos para rendirnos a sus pies en perpetuo homenaje, las cadenas rotas y el haz martiano de naciones libres como ofrenda. En las lágrimas viriles que acompañan estas palabras se vierte mi compromiso con la justicia que buscó nuestro hermano Hugo Chávez; compromiso que no cejará mientras me quede un aliento de vida para honrarle con mi conducta. Compromiso que sé multiplicado por cinco en cualquier parte de este imperio cruel a que nos confinen el odio y la venganza. Tengo fe en el pueblo venezolano, y en que sus lágrimas se fundirán con las de todos los que hoy lo lloramos para dar al mundo una lección de patriotismo. Hugo Chávez, nuestro comandante, está hoy vivo en el corazón de cada hijo digno de Venezuela. A sus seres queridos, a sus compañeros, al pueblo que tanto quiso, llegue el abrazo propio, el de mi familia y el de los Cinco. Por ahora Comandante, pero Hasta la Victoria Siempre. René González Sehwerert GRANMA
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November 2014
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