Eduardo Palomares Calderón
"They want to destroy our factories with their cannons," said Fidel Castro on March 13, 1961 in reference to the attack on a Santiago de Cuba oil refinery in. "This is another proof of the cynical and blatant support the Yankees give to counterrevolutionary organizations in Cuba," he added. The attack, in which sailor Rene Rodriquez Hernandez lost his life and a militia fighter was wounded, was an expression of the increasing hostility of the US administration against the radicalization of the revolutionary process on the island. Other terrorist attacks would be launched as preludes to the failed Playa Giron ( Bay of Pigs) invasion, which was defeated by the islanders. Fifty years after the attack, the man who commanded the troops in charge of protecting the refinery in Santiago de Cuba, captain of the Rebel Army Juan Vicente Ricalo Palay, recalls how the evidence collected in the investigation confirmed the accusations made by Commander in Chief Fidel Castro. "Everything happened early Monday morning when they took us by surprise. By the sound of the shots at different points of the bay and the type of maneuver one could say that they were expert mercenary shooters equipped with orientation devices and heavy weaponry on board of a motor boat which had probably departed from US territory, or more likely, from their military base in Guantanamo," said Palay. "They disembarked near the Hermanos Diaz Refinery, in Cayo Raton," he added. "We found boot prints the next day in this area. They placed explosives on the base of a high voltage electric tower, but it didn’t explode because one of them cut one of the cables connected to the battery of the charge by accident." "In the attack against the refinery they used machine guns. The bullets pierced three huge oil tanks. The 107-feet high atmospheric tower used for oil distillation was hit by a 57 mm US-made projectile that started a fire. "When they were repelled by the soldiers and militia fighters guarding the plant, the attackers retreated and hid on the shore, near the road. When they were intercepted by the troops commanded by Rene Rodriguez near Punta Gorda, they opened fire. It was dark but they took advantage of a light in a nearby house," recalled Pelay. Combatant Rene Rodriguez Hernandez had been part of the Frank Pais Second Eastern Front before 1959, and after the revolutionary triumph he oined the Navy. He was married and had two kids. He bravely responded to the attack that night, firing at the attackers, but he was hit on the head by machine gun fire as he was trying to get ammunition. "These assassins were so well trained that they were able to make target on two of our machine guns at the Cayo Raton refinery from the boat while in motion," noted Palay, "They also hit the house where Rene was positioned and a searchlight, they wounded a militia fighter in La Socapa, and they almost hit the caliber 50 machine gun at the Castillo del Morro." GRANMA ****************************************************** Un acto criminal de la contrarrevolución y sus amos yankis Eduardo Palomares Calderón "Quieren destruir nuestras industrias a cañonazos", dijo Fidel al denunciar ante el mundo en la noche del 13 de marzo de 1961, que el ataque llevado a cabo en la madrugada de ese día contra la refinería de petróleo, de Santiago de Cuba, constituía "una muestra más del cinismo y la desfachatez con que los gobernantes yanquis apoyan a la contrarrevolución cubana". Lejos de ser un hecho aislado, la cobarde acción, que cegó la vida del marinero René Rodríguez Hernández, ocasionó heridas a un miliciano y dejó sensibles daños en la instalación, formaba parte de la hostilidad incrementada por la administración norteamericana a medida en que se radicalizaba el proceso revolucionario, y que tras otras acciones terroristas desencadenarían en la invasión derrotada un mes después en Playa Girón. Trascurridos 50 años, el entonces jefe del destacamento de protección de la refinería, capitán del Ejército Rebelde, Juan Vicente Ricalo Palay, rememora basado en su experiencia en la lucha clandestina y guerrillera, cómo las pruebas aportadas en la investigación de los hechos confirmaron la enérgica acusación realizada por el Comandante en Jefe. "Todo aconteció aprovechando el factor sorpresa en la madrugada de aquel lunes, y por la cadencia de disparos efectuados en diferentes puntos de la bahía y la forma de maniobrar, podía apreciarse que se trataba de mercenarios expertos tiradores, dotados de medios de orientación y a bordo de una lancha bien artillada, procedente de los Estados Unidos o más bien de su base naval enclavada en Guantánamo, señala Palay. "Primero —prosigue—, desembarcaron muy próximo a la refinería Hermanos Díaz, en Cayo Ratón, donde luego al amanecer detectamos pisadas de sus botas y la colocación de explosivos en la base de una torre de electricidad de alta tensión, que no voló porque al parecer, uno de ellos rompió accidentalmente en la oscuridad el cable conectado a la batería de la carga. "Ya en el ataque, la lancha disparó sobre la instalación industrial con fuego de ametralladoras que perforaron tres enormes tanques de combustible, mientras la torre atmosférica de 107 pies de altura, destinada a la destilación del petróleo, era impactada por un proyectil de cañón 57 milímetros, de fabricación norteamericana, que desató un incendio". Al ser rechazados por los combatientes y milicianos que custodiaban la planta, los agresores emprenden la retirada ocultándose por la orilla que circunda la carretera turística, y al recibir, a la altura de Punta Gorda, el alto por la dotación que integraba René Rodríguez, disparan aprovechando la iluminación de la casa existente en aquella posición. Combatiente del II Frente Oriental "Frank País García", René es incorporado al triunfo de la Revolución a la Marina de Guerra Revolucionaria. Casado y con dos hijos menores, aquella noche disparó valientemente todo el cargador sobre los atacantes, y al ir por más municiones es alcanzado por una ráfaga de ametralladora en la cabeza. "Fíjese si esos asesinos estaban bien entrenados, precisa Palay, que desde la marcha sus balas impactaron los nidos de ametralladoras que teníamos en Cayo Ratón y la refinería, la columna de la casa donde se parapetó René, rompieron el reflector, hirieron un miliciano en La Socapa, y alcanzaron la planchuela de la ametralladora calibre 50, que los hostigó desde el Castillo del Morro". GRANMA
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April 2016
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