“Ese muro guarda la memoria y rinde homenaje a aquellos que murieron para que hoy Sudáfrica tenga paz y democracia. Y en esa lucha Cuba representó un papel importante”, le dice a BBC Mundo Victor Netshiavha, curador jefe del memorial, impulsado por Nelson Mandela e inaugurado en 2007.
Pero, ¿quiénes fueron esos cubanos que “lucharon por la liberación de Sudáfrica”? Los nombres presentes en el muro de Pretoria son los de los soldados muertos en la batalla de Cuito Cuanavale, en Angola, en 1988, a la que el líder sudafricano Nelson Mandela se refirió en diversas ocasiones como un punto de inflexión en la lucha contra el apartheid. “Aquella impresionante derrota del ejército racista le dio a Angola la posibilidad de disfrutar de la paz y consolidar su soberanía. Le dio al pueblo de Namibia su independiencia, desmoralizó al régimen racista blanco de Pretoria e inspiró la lucha contra el apartheid dentro de Sudáfrica (…) . Sin la derrota en Cuito Cuanavale nuestras organizaciones nunca hubieran sido legalizadas”, dijo Mandela ante una multitud el 26 de julio de 1991 en Matanzas, Cuba. Hacía apenas un año y medio que el líder sudafricano había salido de la prisión de Robben Island –donde había permanecido durante 27 años- y aquella era su primera visita a Cuba. La batalla decisiva Cuito Cuanavale fue quizá una de las batallas más decisivas de la guerra civil angolana, que duró casi 30 años, desde 1975 hasta 2002, y en la que la intervención cubana tuvo un papel clave. “En esos momentos había 50.000 soldados cubanos en Angola. En la ofensiva participaron 10.000″, le cuenta a BBC Mundo el periodista cubano Hedelberto López Blanch, autor del libro Cuba, pequeño gigante contra el apartheid. En el conflicto angolano se enfrentaron las fuerzas del gobierno del Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA) –en aquella época de inspiración marxista y apoyado por Cuba y la Unión Soviética- contra el grupo insurgente Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), apoyado por el gobierno del apartheid sudafricano y por Estados Unidos. “Cuito Cuanavale fue un punto de inflexión en la historia de África. Los militares del gobierno del apartheid habían ocupado todo el sur de África después de 1975 buscando dar marcha atrás a las independencias de los pueblos de esa región. Con el apoyo de los cubanos, los angolanos vencieron a las fuerzas del apartheid. Fue una derrota total. A partir de ese momento, Pretoria negoció con los angolanos y namibios y condujo a la independencia del sur de África. Después se iniciaron las negociaciones con el Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés) que concluyeron con la liberación de Nelson Mandela y al fin del apartheid”, le comenta a BBC Mundo Horace Campbell, profesor de ciencias políticas y experto en relaciones entre África y América de la Universidad de Siracuse, en Estados Unidos. “Fue la mayor batalla desde el final de la II Guerra Mundial entre noviembre de 1987 y junio de 1988″, agrega. La sombra de la Guerra Fría Para algunos, la guerra civil de Angola en los 70 y 80 se puede leer como una pieza más de la Guerra Fría y en esa clave de intereses políticos interpretan la intervencion cubana en el continente. “La región del sur de África estaba en el centro de la Guerra Fría en los 80. Los gobiernos occidentales rechazaban en ese momento apoyar al ANC y ayudaban al gobierno blanco de Sudáfrica. En cambio, el bloque soviético sí prestó su apoyo (la Unión Soviética, Alemania Oriental, Cuba…). Les dieron, junto al Partido Comunista Sudafricano, ayuda militar y financiera”, apunta a BBC Mundo el analista en temas sudafricanos de la BBC Farouk Chothia. Sin embargo, el conflicto tuvo lugar en un contexto regional complejo y lleno de matices. El gobierno de Pretoria –que controlaba en aquel momento la actual Namibia- era una de las principales potencias de la región y las cuestiones raciales y los procesos de descolonización tuvieron un papel fundamental. “La narrativa sobre la Guerra Fría en este caso haría pensar que la lucha por la independencia en África era secundaria. Para quienes ponen la cuestión de la Guerra Fría por delante de ese aspecto, parecería que los africanos no querían la independencia”, dice Campbell. “Internacionalismo” En ese sentido, La Habana justificó su intervención en Angola –que se había iniciado en 1975- en nombre del internacionalismo y la solidaridad. “En los años de la colonia llegaron a Cuba más de un millón 200.000 africanos como esclavos. Muchos de ellos lucharon en las guerras de independencia. Por eso Fidel Castro decía que yendo a África a luchar contra el apartheid y el colonialismo se estaba pagando una deuda pendiente”, señala López Blanch. El gobierno de Cuba -donde el servicio militar es obligatorio- siempre aseguró que los soldados enviados a Angola eran voluntarios. Sin embargo, voces críticas señalan que, en aquella época, negarse a viajar a África podía suponer un estigma y un freno a una carrera futura. Apoyo al ANC Pero la influencia cubana en la política sudafricana en los 80 no deriva solo de la intervención militar en Angola. La Habana también apoyó desde mediados de los 70 directamente al ANC, el partido de Mandela, clandestino en Sudáfrica y con muchos de sus miembros en el exilio en aquel momento. “Joe Slovo, el secretario del Partido Comunista y Oliver Tambo, secretario del ANC, le pidieron a Cuba ayuda para entrenar a combatientes sudafricanos. La mayor parte de esos entrenamientos tuvieron lugar en Angola. Cuba entrenó combatientes del ANC tanto en fuerzas especiales como comandos urbanos, voladura, minas, lucha clandestina… Una serie de especialidades que ellos pedían para incrementar la lucha dentro de Sudáfrica”, indica López Blanch. Después de la caída del apartheid y tras la victoria en las elecciones de 1994, el ANC se transformó en el partido de gobierno y Nelson Mandela en presidente del país. Poco después, Cuba se convirtió en el primer país reconocido diplomáticamente por su gobierno. Y en 1995, el ya presidente Nelson Mandela, agradeció una vez más la ayuda cubana en una conferencia de cooperación entre los dos países. “Compartieron las trincheras con nosotros en la lucha contra el colonialismo, el subdesarrollo y el apartheid. Cientos de cubanos dieron sus vidas, literalmente, en una lucha que era, ante todo, nuestra, no suya. Como sudafricanos, les damos la bienvenida”, dijo. CONTRAINJERENCIA
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