RAQUEL MARRERO YANES
Quién no recuerda aquel 18 de junio cuando la noticia irrumpió en la cotidianidad de los hogares, cuando muchos lamentamos la muerte de una mujer extraordinaria, defensora durante décadas de las virtudes de las cubanas: Vilma Espín Guillois. Vilma, fue la amiga leal y compañera. Considerada una de las figuras más excepcionales de la Revolución. Heroína de la clandestinidad, guerrillera y combatiente del Ejército Rebelde, desde joven estuvo ligada a las mejores causas de la Patria. Por encargo de Fidel encabezó la unificación de las organizaciones femeninas y luego la constitución de la Federación de Mujeres Cubanas, el 23 de agosto de 1960. En su quehacer en defensa de los humildes, trascendió fronteras en calidad de vicepresidenta de la Federación Democrática de Mujeres (FDIM) y en el largo y complejo proceso de formación de la gran familia cubana, no escatimó esfuerzos, cultivó los valores éticos que la acompañaron para toda la vida. Su paradigma despierta a diario en la mirada de nuestras abuelas al contemplar las oportunidades de sus nietas; madruga junto a las dirigentes, científicas, médicas, maestras, ingenieras y obreras para salir en cada jornada; abulta sueños y esperanzas en una mochila y se lanza, con las jóvenes, a conquistar resultados en cualquier profesión. A Vilma no le dijimos adiós. A cinco años de su deceso, sigue siendo símbolo en las presentes y futuras batallas por un mundo mejor. GRANMA
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April 2016
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