Hace 60 años
La muerte de Eduardo Chibás, ocurrida el 16 de agosto de 1951, resultó una pérdida .irreparable para las aspiraciones populares de alcanzar la victoria, casi incuestionable, en las elecciones a celebrarse en junio de 1952. La dirección del Partido Ortodoxo, ahora en manos de políticos tradicionales, carentes de carisma y sin arraigo popular, complejiza aún más la situación política del país, que se debate en el enfrentamiento, particularmente entre el sector estudiantil y el gobierno priísta y sus funcionarios corruptos. En este clima de incertidumbre y permanente zozobra, se produce la protesta popular, con un protagonismo estudiantil, debido al incremento arbitrario del precio del pasaje en los ómnibus urbanos, que determina la convocatoria de la FEU a una concentración frente a la escalinata universitaria, donde figuran como oradores principales el periodista Guido García Inclán, conocido por sus sistemáticas críticas al régimen desde los micrófonos de la emisora radial de su propiedad, la C.O.C.O., denominada El Periódico del Aire, y el ya destacado representante de la Juventud Ortodoxa, el doctor Fidel Castro. Terminado el acto, en la esquina de San Lázaro y Belascoaín, un grupo de los asistentes a la concentración es golpeado salvajemente por la fuerza policíaca, al mando del teniente Rafael Salas Cañizares, en la que pierde la vida, dada la gravedad de las heridas, el joven obrero de militancia ortodoxa, Carlos Rodríguez. Indignado por el crimen, el recién graduado abogado Fidel Castro presenta una denuncia ante el Juzgado de Instrucción de la Sección Cuarta de La Habana, contra el comandante de la Policía Nacional, Rafael Casals y el teniente Salas Cañizares, como sus principales ejecutores. Unos meses más tarde, el 11 de septiembre de 1951, aparece publicado en el periódico Alerta un escrito bajo la firma de Fidel Castro titulado Más vale morir de pie, reiterando su condena a los autores del cobarde crimen y contra los abusos policiales. El año 1952 se inicia con serios indicios de que Batista y su camarilla traman un golpe de estado, ante la inercia del gobierno de Carlos Prío, desgastado política y moralmente. Fidel, acompañado de varios jóvenes que después integrarían la Generación del Centenario, se propone reivindicar las denuncias de Eduardo Chibás sobre la corrupción gubernamental y que al no poder este documentarlas, lo condujeron al suicidio. Utilizando para ello al periódico Alerta, pudo ser documentado cómo Prío, a partir de una finca de 33 hectáreas que le regalara un ricachón de apellido Mendigutía, ubicada en El Globo, entre Calabazar y Managua, en agradecimiento por engavetar la causa que se le seguía a este por violación de una menor, comenzó su afán de apropiarse, por los medios más tortuosos, de nuevas tierras aledañas, hasta extender la propiedad original a 650 hectáreas y que denominó como finca El Rocío. A partir de las investigaciones realizadas se demostró que el hecho era mucho más grave que el inicialmente supuesto, e implicaba sumas millonarias, acaparamiento de tierras en otras provincias, la utilización de testaferros para ocultar la identidad de los culpables más notorios y otra serie de ilegalidades. Así fueron publicados, entre el 28 de enero y el 4 de marzo de 1952, varios reportajes escritos por Fidel con revelaciones y denuncias espectaculares, con destaque en primera plana, que causaron gran sensación al recibir amplio respaldo de las masas populares. El 4 de marzo de 1952, Alerta publica el Informe al Tribunal de Cuentas, donde se reproduce la apelación que Fidel ha dirigido a los tribunales, cumpliendo la palabra empeñada de reivindicar la memoria de Eduardo Chibás, al desenmascarar con pruebas suficientes la corrupción y el gangsterismo del gobierno de Prío. "Dije que iba a vengar los oprobios que le hicieron a Eduardo Chibás, que haría muchas veces morder el fango a este régimen envilecido de gobierno y lo hemos venido cumpliendo semana tras semana. Hoy es algo más que un ataque, es la defensa de la sociedad amenazada..." "...Cuando esta edición de Alerta corra por las calles, ya los señores magistrados estarán considerando nuestro alegato al Tribunal de Cuentas, que en su parte más esencial expresa: "Al Tribunal de Cuentas acudo en patriótica llamada. Cuba convertida en tierra de caínes feroces, camino del suicidio, hecha garito y antro de unos cuantos desenfrenados, vuelve desesperada sus ojos para pedir de Vds. el milagro que pueda salvarla del derrumbe constitucional y moral que la amenaza." Los estudiosos de esta época consideran que esos artículos fueron adecuada previsión del golpe de estado que ya se fraguaba en los cuarteles y que Fulgencio Batista y su camarilla llevarían a cabo, con la complicidad yanki, seis días después. GRANMA
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April 2016
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