Consideraciones de Mayra Beatriz Martínez, autora de un laureado ensayo sobre el concepto de Nuestra América
LEYLA LEYVA Filóloga, ensayista e investigadora del Centro de Estudios Martianos, Mayra Beatriz Martínez recibió el Premio Alejo Carpentier de Ensayo 2010 por su libro Convivencias de El Viajero: nuestra América desde los márgenes, hoy en proceso de edición. Un discurso analítico que irradia a partir de la idea de la unidad americana necesaria, independiente de todo poder colonial e imperialista, y que Martí nunca llegó a esbozar, a estructurar como proyecto de gobernabilidad continental, pero que fuera prioridad de su pensamiento. El jurado distinguió el libro por su "depurado estilo y el actualizado soporte técnico de una escritura que legitima la visión del Apóstol como hombre de su tiempo". Mayra Beatriz es autora de Martí, eros y mujer (revisitando el canon), Enrique Gómez Carrillo en Cuba, y tres ediciones críticas de Diarios de campaña de José Martí. Tiene en proceso editorial Tu frente por sobre mi frente loca. Percepciones inquietantes de mujer. ¿Qué motivó tu ensayo sobre la idea martiana de nuestra América, un tema que, a vuelo de pájaro, parecería no aportar demasiado? ¿Es, esencialmente, un análisis de textos literarios que aborda cuestiones históricas y políticas? Me gustaría que se apreciara de un modo menos ceñido. No soy en puridad historiadora —ni es mi intención aportar mayormente en tal sentido— y las ideas políticas que manejo son las que se derivan de los propios textos con que trabajo. Mi abordaje es interdisciplinario; trabajo sobre un corpus poco valorado, conformado por los textos del Martí viajero —registro directo de sus experiencias nuestramericanas—, e intento hacer una lectura que ayude a recuperar sus discursos de género y de etnia, que atraviesan esos relatos como quizás ningún otro espacio de su obra. "Todos podemos tener nuestro propio Martí, no hay que dejar que nos lo impongan¼ " es una frase tuya y una posición bastante iconoclasta para una investigadora. No creo que lo sea, tal y como se vienen desarrollando las investigaciones en el campo de las ciencias sociales contemporáneas. Aunque tal vez sí, si asumiéramos ese término "iconoclasta" como antidogmático: para los investigadores en especial, Martí ha de ser un objeto de estudio, no de veneración irracional. La verdad es apenas una construcción que cada grupo, cada generación hace según sus presupuestos. Me parece absurdo conformarnos con un Martí, cuando en sí mismo era un universo en movimiento, sumido en contradicciones, hallando a cada momento nuevas respuestas y proponiendo nuevas dudas: aún ofrece diversidad de aristas, para la enorme multiplicidad de interpretaciones posibles. También aconsejas un acercamiento a la obra martiana dejando de considerarla "escritura sagrada". A la complejidad de lo conocido respecto a la vida y obra de José Martí, se superponen los vacíos que existen, periodos y hechos menos documentados, que permiten, además, el desarrollo de lo que podríamos llamar "imaginación reconstructiva". Practicarla no creo represente una herejía, máxime cuando nos referimos a una figura contaminada por lo humano de forma tan esencial y voluntaria: ahí está el Martí de Fernando Pérez, como demostración de un acercamiento "iconoclasta" y profundamente amoroso. Un santo se justifica a través de una leyenda inamovible; un hombre tan tremendo como Martí, todavía puede conservar una vida hermosa y útil, en y entre nosotros. GRANMA
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