Aniversario 55 de la liberación de Caimanera Calixto Figueras García, participante en el ataque al cuartel y la liberación del poblado, rememora los hechos JORGE LUIS MERENCIO CAUTÍN Guantánamo.— Para diciembre de 1958 habían caído todas las avanzadas enemigas en los alrededores de Guantánamo. Solo esa ciudad (donde se encontraban acantonados más de mil soldados bien armados) y el poblado de Caimanera, permanecían en manos de las fuerzas batistianas. La situación de guerra aconsejaba que para atacar la primera urbe era preciso ocupar antes Caimanera, única vía de suministros que le quedaba a las tropas de la tiranía en la zona. Así, diáfanamente, rememora el combatiente del Ejército Rebelde Calixto Figueras García los momentos que antecedieron al osado ataque y liberación del poblado marino.
Calín, como le llaman muchos conocidos, fue uno de los protagonistas de aquellos acontecimientos. Entonces tenía 19 años e integraba la Columna 20 Gustavo Fraga, del II Frente Oriental Frank País, a la que fue confiada la misión, al mando de Demetrio Montseny (Villa). El cuartel de Caimanera —rememora— estaba defendido por unos 50 efectivos, entre marinos, miembros del ejército, paramilitares y chivatos. Sin dudas era una fuerza de consideración que requería actuar con inteligencia para cumplir la misión asignada y evitar bajas nuestras y de la población. La idea fue realizar el ataque desde cuatro posiciones, incluyendo la marítima para actuar contra el fondo del cuartel y evitar la fuga del adversario por el mar. Otras decisiones determinantes en el curso de los acontecimientos fueron la utilización del factor sorpresa, expresado con un ataque fulminante en plena tarde, y el em-pleo entre las armas de un cañón de 20 milímetros que amedrentó al enemigo. Cuenta Figueras García que todos esos elementos, más el apoyo y la euforia popular ante la presencia de los "barbudos", propiciaron la desmoralización inmediata de las fuerzas batistianas, las cuales prácticamente en hora y media fueron derrotadas. Fue tal el apoyo de los caimanerenses que por poco es el pueblo quien toma el cuartel. "A mí me tocó disparar desde la azotea de un bar ubicado a unos 40 metros del cuartel. Entonces portaba un Springfield, que cambié por un M-1 después de la toma de Caimanera", precisa nuestro entrevistado, quien ostenta la condición de Fundador del Partido, de la Policía Nacional Revo-lucionaria y el Ministerio del Interior; así como las medallas Combatiente de la Clandestinidad y del Ejército Rebelde, 50 Aniversario de la Seguridad y Orden Interior, entre otras condecoraciones. Con la liberación de Caimanera se erradicó para siempre la extensa historia de abuso causado a la población por la guardia rural y los marines provenientes de la ilegal Base Naval yanki, limítrofe con el poblado. También se eliminó el oprobioso pasado de insalubridad, analfabetismo, desempleo y miseria que hasta entonces minó a sus pobladores, erigidos desde el Primero de Enero de 1959 como primera trinchera en la defensa de la Patria. La toma de Caimanera aceleró la liberación de la ciudad de Guantánamo y la caída definitiva de la tiranía batistiana en esta zona. GRANMA
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