Liberación del Cuartel La Maya Amaya Saborit Alfonso En horas de la noche del 12 de noviembre de 1958, el Comandante en Jefe Fidel Castro daría por Radio Rebelde desde la Sierra Maestra, las instrucciones de llevar a cabo —por todos los jefes de columnas— de La Ofensiva Final: "Paralizar el tránsito en la provincia oriental e impedir todo tipo de acceso a las ciudades". Las orientaciones para el II y III Frente eran concretas. El primero debía sitiar y rendir los cuarteles en el territorio comprendido entre Cueto, Mayarí, San Luis y Guantánamo; mientras que el segundo debía imposibilitar cualquier movimiento de las tropas enemigas. El 23 de noviembre, sería la fecha en que se iniciaría la ofensiva. Comenzaría con la Operación Flor Crombet, concentrada principalmente contra Songo, La Maya, San Luis y El Cristo[1], todas bajo la orden directa del comandante Raúl Castro, jefe del II Frente Oriental. Para estas acciones, fueron asignadas a operar de manera conjunta la columna 17 Abel Santamaría y la 6 José M. Ameijeiras, lideradas respectivamente por Antonio E. Lussón y Efigenio Ameijeiras del II Frente Oriental Frank País, y la No. 9 Antonio Guiteras, del III Frente Oriental Mario Muñoz, dirigido por el comandante Juan Almeida. Del ataque al cuartel La Maya se encargaría primeramente la Compañía B del capitán Filiberto Olivera. En ese momento, el enemigo contaba con dieciséis centros de resistencia. Para el 27 de ese mes, ya habría sido desalojado de casi todas sus posiciones. Solo quedaba el cuartel. Ese mismo día, la Columna 17 del comandante Antonio E. Lussón, entraba al pueblo en misión de apoyo luego de la rotunda victoria obtenida en Songo. Del 4 al 6 de diciembre, los aviones enemigos abrieron fuego contra las posiciones rebeldes y lanzaron dos paracaídas con parque, medicinas y correspondencia, pero el resultado fue completamente nulo. Uno de ellos cayó en manos de las fuerzas rebeldes y el otro en territorio de nadie. En un intento desesperado por recuperarlo, los contrincantes su-frieron dos bajas y seis heridos. El día 5 se produciría la primera tregua. El comandante Lussón accedió a la petición del enemigo de recuperar sus muertos y recoger a sus heridos; inclusive, aprovechó la brecha para devolver la correspondencia encontrada en el paracaídas. Asimismo, aun convencido del triunfo inminente, el Comandante Raúl Castro redactó una carta al capitán Ponjuán (de las fuerzas enemigas) en la que evidenció la capacidad de liderazgo, entereza, solidaridad y humanismo del Ejército Rebelde. "La conquista de esta guarnición por nuestro ejército es algo indudable (...) si hasta ahora no hemos conquistado el cuartel, se debe a que estamos convencidos de que, en el asalto final, caerían muchos de nuestros combatientes y también moriría una cantidad mayor de los hombres bajo su mando, aumentando con ello el derramamiento de sangre cubana y el sacrificio innecesario de vidas (...) "Cada minuto que pasa, en los soldados bajo su mando crece la decisión de rendir la plaza. Ello no podría interpretarse como cobardía o traición por parte de sus hombres, sino por el contrario, como un gesto patriótico, honorable y digno (...) El Ejército Rebelde garantizará el respeto a las vidas de los soldados bajo su mando, y su devolución posterior, a través de la Cruz Roja Internacional". Pero casi llegando a un consenso, las fuerzas enemigas recibieron comunicación de que serían reforzadas y se retractaron de su actitud. El Comandante Raúl Castro ordenó llevar a cabo la "Operación A-001" que consistía en la intervención de la Fuerza Aérea Rebelde como apoyo a las tropas que cercaban el cuartel. Como aludiera el comandante Lussón: "Piloteado por Alfonso Silva Tablada, desde el avión lanzaron una bomba que explotó en un banco en el patio del cuartel, a unos 20 metros del edificio, y aunque no produjo daño material, el hecho de que utilizáramos un avión de combate causó una impresión tan grande que demostró a los sitiados lo absurdo de resistir sin esperanzas de refuerzos"[2]. El 7 de diciembre de 1958, el cuartel La Maya era territorio libre de Cuba y por primera vez intervenía en combate la Fuerza Aérea Rebelde. Esta batalla, en su totalidad, devino éxito rotundo en lo organizativo-militar, pero significó más, patentizó el humanismo y la ética irrebatible del Ejército Rebelde y la dirección revolucionaria. [1] Véase para mayor descripción Ejército Rebelde. El alma de la Revolución, "Segundo frente Oriental Frank País", (T-3), Colectivo de autores. [2] Palabras del comandante Antonio E. Lussón en Ejército Rebelde. El alma de la Revolución, "Segundo frente Oriental Frank País", (T-3), Colectivo de autores. GRANMA
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