_ Julio Antonio Mella
RAQUEL MARRERO YANES El 10 de enero de 1929 se interrumpía la vida de quien era todo fuerza, todo valor, todo futuro; precursor de las revueltas estudiantiles en Cuba y militante comunista que supo, en todo momento, armonizar su pensamiento y su conducta. Ochenta y tres años nos separan de aquella noche en Ciudad México, de la esquina de las calles Morelos y Abraham González, de los balazos a traición de los esbirros machadistas, de las últimas frases del gladiador derribado: "Muero por la Revolución". Este líder estudiantil y obrero, arquetipo de revolucionario, fue uno de los hombres más fecundos y generosos que registró el combate contra el imperialismo y la reacción nacional, una de las grandes figuras históricas de nuestro país y de la América Latina. Una amplia cultura y facilidad para la comunicación lo convertían en un orador extraordinario. Al ingresar a la Universidad de La Habana se enfrentó a los males que arrastraba esa casa de altos estudios y advirtió que los problemas existentes no eran ajenos a los que sufría la sociedad en general. Desde allí guió a los estudiantes hacia el combate contra el imperialismo. Entregado a la lucha revolucionaria, Mella se proyectó en múltiples actividades y frentes. Inició la Reforma Universitaria en la bicentenaria Alma Máter, y con ella el movimiento estudiantil se insertó en la batalla contra los desmanes de la república neocolonial; vinculó a los universitarios con los obreros; organizó el Primer Congreso de Estudiantes; fue artífice de la Universidad Popular José Martí y de la Liga Antimperialista de Cuba. Fundó también, junto con otros revolucionarios, el primer Partido marxista-leninista de Cuba. Fue un hombre de acción, un lúcido intérprete de la realidad de su época. "El imperialismo —decía— es el mayor enemigo de América". Amenazado de muerte, Mella se vio obligado a partir al destierro. Viajó a Panamá, Guatemala y México. Ansioso por volver a Cuba, cuyo proceso siguió atentamente, fue asesinado por matones al servicio de la tiranía machadista. Julio Antonio Mella pertenece a esa raza de hombres cuyas virtudes se convierten en semilla fructífera, pues como el mismo dijera "hasta después de muerto somos útiles". GRANMA
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