LIVIA RODRÍGUEZ DELIS
Como latinoamericana, vislumbró el futuro de combates heroicos, vibró con las alegrías del pueblo y se conmovió ante sus sufrimientos. Así se refirió el comandante Guido "Inti" Peredo sobre Haydée Tamara Bunke Bíder, quien trascendió como Tania la Guerrillera, una joven convertida en leyenda de las luchas de América Latina. Nacida el 19 de noviembre de 1937 en Argentina, Tamara Bunke, la única mujer que combatió y murió por sus ideales junto al Che en Bolivia, es un paradigma de rebeldía y lucha tenaz por la justicia social. Hija de padres alemanes, consagró toda su vida y su gran fuerza a lo más hermoso en el mundo, a la lucha por la liberación de la humanidad, como ella dejó plasmado en la primera página de un diario inconcluso que premonitoriamente caracterizó su existencia. Luego de oír los relatos sobre los horrores del fascismo sufridos por millones de personas y conocer con esperanza y felicidad el triunfo de la Revolución Cubana, aquella joven comunista dejó sus estudios de filosofía en la antigua República Democrática de Alemania, país que la acogió, y llegó a esta Isla como traductora del Ballet Nacional. En nuestro país encontró, más que un hogar, las herramientas que la fueron convirtiendo en una guerrillera, y logró dar los pasos para sellar su compromiso con América Latina. Fue trabajadora del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, del Ministerio de Educación, de la Federación de Mujeres Cubanas, inició la carrera de Periodismo y se hizo miliciana, para en 1963 materializar su deseo de servir por completo a la Revolución desde las filas del enemigo en Bolivia, y partió hacia allí. Después de años de solitario trabajo en la nación sudamericana y recibir la señal convenida, comenzó la valiente muchacha la labor de preparar la recepción y traslado de los combatientes hasta la zona de lucha en la selva boliviana. Desde ese momento nació Tania. El 20 de diciembre el Che anotó en su diario su designación con ese seudónimo, como parte de la red de apoyo urbano. Cuando fue detectada por las autoridades militares bolivianas por la delación de dos desertores, Tania, sin proponérselo, lograba su mayor ambición, incorporarse al movimiento guerrillero. Cuentan que en combate nunca quiso un trato especial por su condición de mujer y su firmeza asombraba a sus compañeros; más de una vez quedó sola al cuidado del campamento, con la pesada ametralladora 30 avanzaba con la columna, pese al agotamiento por las largas caminatas y la falta de comida. Con apenas 30 años de edad, murió en una emboscada en agosto de 1967, alcanzada por una ráfaga, y siete días después apareció su cadáver aún armado con su inseparable mochila y ropa de campaña. En Tania, sus compañeros encontraron a la combatiente madura, forjada en la lucha revolucionaria diaria contra el enemigo, adornada con toda la dulzura que una mujer puede brindar cuando ama y se entrega por entero a la justa causa de los pueblos oprimidos. GRANMA
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April 2016
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