_ Centenario del asesinato de Eloy Alfaro (1912-2012)
María Caridad Pacheco González* El 28 de enero de 1912, el mismo día que se cumplía el aniversario 59 del natalicio del Apóstol de Cuba, cayó víctima de una agresión homicida el prócer ecuatoriano Eloy Alfaro, pero estas dos grandes figuras históricas de Cuba y Ecuador, no solo están unidas en la fecha de nacimiento y muerte sino también en la voluntad unificadora y la solidaridad continental. Desde la Guerra Grande, Alfaro trabajaba activamente a favor de la independencia de Cuba, para la cual ideó en 1888 junto al Mayor General Antonio Maceo, un plan de cooperación revolucionaria que abarcaría también la independencia de Puerto Rico1. En 1894, había propuesto un plan de ayuda a la Revolución cubana que consistía en la organización de un contingente armado, integrado por ecuatorianos, colombianos y nicaragüenses. Enterado Martí del proyecto, no lo consideró entonces viable ya que estaba convencido de que la guerra en Cuba sería breve y que tareas internas más urgentes ocuparían la atención de Alfaro. No obstante, el gesto solidario de Alfaro fue altamente valorado por el Delegado, quien escribió en Patria aquel año: "El bravo Eloy Alfaro¼ es de los pocos americanos de creación"2 . Apenas tomó posesión de la jefatura del Gobierno de la república andina, Alfaro reafirmó su compromiso con la Revolución Cubana y dispuso que el Coronel León Valle Franco organizara una expedición militar con veteranos de las guerrillas liberales ecuatorianas con el fin de apoyar a los insurrectos cubanos, y aunque tal empresa no llegó a concretarse3, el gesto solidario fue altamente valorado por los revolucionarios cubanos, que recibieron otro enorme estímulo moral del bravo ecuatoriano cuando atrajo la atención pública internacional al escribir una memorable carta a la Reina Regente de España, María Cristina, demandando la independencia de Cuba, que tiene el mérito histórico de constituir la única manifestación pública de un jefe de Estado en favor de la Revolución cubana durante la Guerra de 1895. Es necesario apuntar que durante la Revolución de 1895 los gobiernos de América Latina no reconocieron la beligerancia de los patriotas cubanos, a pesar de que en la mayoría de esos países se crearon clubes patrióticos y los pueblos brindaron su ayuda solidaria a la causa cubana. La gran excepción fue Eloy Alfaro, y esto explica que sus gestos solidarios fueran altamente valorados por los revolucionarios cubanos, y particularmente por José Martí. A finales del siglo XIX, surge entre los sectores más lúcidos del continente una firme conciencia antimperialista (que en su primera etapa tiene un carácter eminentemente antinjerencista), de la cual se impregnaría el liberalismo alfarista, incorporándola a sus esfuerzos por la unidad latinoamericana. Precisamente por esta visión estratégica, para Alfaro revistió gran importancia la lucha de los cubanos por su independencia, que por otra parte despertó en el pueblo ecuatoriano una amplia solidaridad bajo el recuerdo aún reciente de sus luchas emancipadoras. Concluía 1895 cuando Eloy Alfaro tomó la iniciativa de convocar para el 10 de agosto de 1896 un Congreso Internacional Americano, a celebrarse en México en homenaje al Primer Grito de independencia en Hispanoamérica. Entre los puntos principales de la agenda figuraban buscar fórmulas conjuntas para coadyuvar a la emancipación cubana, estrechar las relaciones entre las naciones del continente y afianzar la paz. Según han planteado los historiadores ecuatorianos Juan José Paz y Miño Cepeda en su obra Eloy Alfaro y el Americanismo Liberal, el entonces Secretario de Estado de los Estados Unidos, Mr. Olney, dijo que "el Ecuador no tenía prestigio bastante para acometer ni para llevar a cabo una empresa de la importancia que debía tener un Congreso americano"4, y aunque el mismo finalmente fracasó, tuvo una resonancia insoslayable por el interés en la defensa de Latinoamérica frente a las potencias hostiles y porque después de los intentos precursores de Bolívar, era la primera vez que se intentaba consensuar una política democrática y latinoamericanista frente a los afanes expansionistas del naciente imperialismo norteamericano. En el centenario de su caída, recordamos un pensamiento suyo, presente en el Mausoleo donde hoy se le rinde tributo de recordación: "Sin los mártires no habría Libertadores: estos recogen la buena simiente que sembraron y regaron aquellos con el sacrificio de su vida". *Doctora, investigadora titular del Centro de Estudios Martianos 1Raúl Aparicio. Hombradía de Antonio Maceo. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1996, p.323. 2José Martí, Ob Cit, Tomo 8, p. 258 3Las dificultades insalvables que significaban el transporte de tropas desde el Pacífico al mar Caribe, al no poder utilizar el istmo de Panamá por la permanente hostilidad del gobierno conservador de Colombia, lo obligaron a desistir de este proyecto. 4Luis Robalino Dávila. Orígenes del Ecuador de Hoy. Editorial del Ecuador de Hoy. Editorial José M. Cajica Jr. S.A, Puebla, México, 1974, Vol. II, No. 1, p. 214, 242, 245-250 GRANMA
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